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Esa noche durmieron a escasos minutos del amanecer. Aquella, sin duda alguna, había sido la conversación más seria y larga que habían tenido los dos.

Abrieron los ojos a eso de las doce del día.

Skyler, por parte, se negó a levantarse y enfrentarse al nuevo día luego de haber cometido error tras error. Se acurrucó entre las cálidas sábanas y notó que Clark no estaba por ningún lado.
Suspiró y decidió cerrar los ojos un poco más.

-Si no te levantas y no comes, te enfermarás-dijo Clark. Su masculina voz sonó muy cerca de su oreja y ella se retorció en las sábanas.
-No voy a enfermarme, descuida-balbuceó y ahogó un bostezo.

La sorpresa que se llevó fue que él no le insistió y tampoco le dio los buenos días como solía hacerlo todos los días cuando dormían juntos.
Abandonó el deseo de quedarse un rato más en la cama.
Se puso el suéter y salió a buscarlo en alguna parte de la cabaña.
Trató de acomodarse el desaliñado cabello y ahogó un gran bostezo, provocándole lagrimillas.

Revisó de pies a cabeza aquella estancia y no lo halló por ningún lado.
Sin embargo, en el comedor yacía su desayuno cubierto con papel aluminio para mantenerlo caliente.
Corrió al baño a lavarse la cara y a enjuagarse la boca con una pasta pequeña que los dueños de la cabaña siempre dejaban y se sentó fugazmente frente al plato.

-Eh, ese es mi desayuno.

Pegó un salto en la silla tras escuchar la voz de Clark atrás de ella. Apartó las manos del plato y volteó a verlo con el ceño fruncido.

-Ah. Lo siento-se levantó y retiró la silla con brusquedad.

Con toda la intención,  le cedió el lugar a regañadientes y tomó asiento en el sofá, frente a la chimenea cálida.
Contempló el fuego y suspiró.
Su estómago emitió ciertos gruñidos, pero se mantuvo serena, puesto que estaba bajo el escrutinio del chico.

-El tuyo está justo aquí-le informó él, elevando otro plato en la mano.

Ella lo ignoró.
Cualquier broma que Clark le estuviera haciendo no tenía la menor gracia. Si simplemente quería hacerla enfadar, si que lo había logrado.
Cerró los ojos unos segundos y suspiró. No pensaba demostrarle su incomodidad.

-Habermelo dicho antes, ¿no? En vez de sacarme casi a patadas de la silla-añadió con veneno, controlando el tono de su voz.

Y aquello pareció divertirle al chico.

Enfurañada, se sentó en la silla opuesta a él y destapó la comida.

Y vaya que Clark se había esmerado en pedir y elegir el desayuno.
A pesar de que era el típico desayuno cotidiano, olía realmente delicioso y el hambre hacía querer devorarselo en un bocado.
Huevos estrellados acompañados de tocino frito, pan tostado con dos botecitos, uno de mermelada y otro de nutella a un lado.

Y en el centro yacía una bandeja con dos tazas de porcelana con café americano caliente.

Se mordió el labio inferior, pensando por donde empezar, cuando de pronto, se percató de los ojos oscuros de Clark, examinandola con singular atención.

-¿Qué?-musitó ante su mirada acusadora.
-No, no. Continúa. Solo estoy viéndote.

Bajó nuevamente la mano y la posicionó sobre su regazo con los labios apretados.

-¿De qué va todo esto?
-Jamás me has cuestionado cuando te miro, ¿por qué ahora?-quiso saber él, colocando las manos en posición de oración.

Ninguno parecía tener interés en la comida.

-Porque las demás veces tu mirada era distinta. Ahora me estás asustando e incomodando.

Mi Supermodelo Personal (TERMINADA)Where stories live. Discover now