10

4.4K 285 21
                                    

Semanas atrás, Vancouver, Canadá.

Jack Mali observaba minuciosamente sobre su escritorio de su estudio la lista de modelos que tenía a su disposición en ese momento y no se le apetecía fotografiar a uno de ellos. Necesitaba un rostro nuevo. Alguien distinto y perfecto; además, su empleo y popularidad estaba en juego, ya que le pedían carne fresca para captar la atención de sus seguidores.
Deseaba tener a alguien a su disposición, que no le importara tanto su carrera universitaria y prefiriera estar en él en su estudio tomandole excelentes fotografías.
Se recargó sobre el dorso de su mano y suspiró agobiado.
¿En dónde conseguiría a alguien joven y perfecto en menos de tres semanas?
Había pensado seriamente en elegir a Clark Ravel para su revista especial de Invierno, pero abandonó esa idea cuando el chico se negó rotundamente a causa de sus vacaciones de verano y en esos instantes no se hallaba en condiciones de ir a un estudio, ya que había vuelto a clases y tenía exámenes.
Desesperado, tomó el teléfono y lo llamó, aunque sea para hacer su último intento para persuadirlo.
-¿Clark?
-¿Qué pasó?-contestó el muchacho con voz jocosa. Claro estaba que no esperaba su llamada y no deseaba continuar charlando.
-¿Estás seguro que no tienes algún tiempo libre? En serio te necesito en mi estudio. La revista...
-Jack-le cortó Clark-no puedo ahora. Mis exámenes están próximos. ¿Por qué no fotografías a alguien más? Puede ser a Nathan Skender, él es un buen modelo. Si quieres te doy su número.
-Tengo el número de Nathan, pero yo te quiero a ti. Todas las admiradoras de la revista te aman.
-De verdad no puedo, Jack. Lo lamento-se disculpó-además, tengo otros pendientes aparte de estudiar.
-Tener novia en la cúspide de tu ámbito profesional no es buena idea-lo reprendió.
-Enamórate a menudo y entenderás.

La llamada finalizó y Jack se dejó caer sobre su escritorio con aire taciturno.
Aquella melancolía que sentía se parecía mucho a cuando apenas estaba comenzando su carrera profesional como fotógrafo e editor de su propia editorial y no sabía si continuar o no.
Y la única persona que lo había apoyado era su mejor amigo y ahora socio Eros Rabanne. Él lo impulsó a proseguir hasta que logró sus metas.
Levantó la cabeza y miró el teléfono con ilusión.
Con manos temblorosas, le marcó a su fiel amigo, quién contestó al segundo intento.
Y al parecer, estaba en una fiesta porque se oía mucha música, ruidos raros y su voz graciosa.
-Soy Jack-graznó Jack con desasosiego-y es urgente que vengas a mi estudio mañana a primera hora, Eros.
-¡No te escucho!-gritó su amigo y después se rió como un idiota. Jack estuvo tentado a colgar pero guardó la calma.
-¡Mañana te quiero en mi estudio!-gritó con todas sus fuerzas.
-¿Qué me quieres mañana?-dijo Eros risueño-pensé que ya me querías desde antes, Jack...
-Déjate de tonterías. Ven mañana a mi estudio a eso de las diez de la mañana-carraspeó antes de colgar.

En vez de que el estrés disminuyera, ascendió. No podía sacarse de la cabeza la angustia de no poder continuar con la edición de la revista, que estaba prevista para ser publicada en tres semanas y él ni si quiera contaba con un modelo.

Tras unos minutos de ahogarse en su propia depresión, abandonó su estudio y se fue a casa con la cabeza revuelta.
Condujo tan lento como pudo para perder tiempo y llegó directamente a su habitación, deseando tener una solución en cuanto despertara. Era pasada las nueve de la noche y los brazos del fracaso lo rondaban a cada parpadeo.
Estuvo con la mirada fija al techo, pensando febrilmente en no hacer la revista este año por falta de inspiración.
Y luego de tantos rodeos de su mente, se quedó dormido.
Al día siguiente despertó exasperado a causa del timbre de la puerta. Vio el reloj de su buró y se dio cuenta que eran las diez de la mañana con veinte minutos.
Azorado, se incorporó y bostezando, bajó al piso inferior y abrió la puerta.
-¡Estoy aquí!-gritó Eros estruendosamente, enfermando a Jack de los nervios. Su amigo aún estaba ebrio pero al menos se había acordado de llegar.
-Entra-lo jaló al interior de la casa y cerró de un portazo.
Eros se tambaleó y Jack se percató que sostenía una pequeña botella metálica con alcohol. Se la arrebató y la tiró a la basura cuando él intentó recuperarla.
-Estaba divirtiendome. Si al menos lo intentaras...-balbuceó su amigo con los ojos estrechados. Se sacudió la nieve de encima y resopló.
-Tenemos casi cuarenta años-le riñó-además, en estos momentos no sé que es mejor para mí: Si darme un tiro o abrirme la garganta con una daga sin filo.

Mi Supermodelo Personal (TERMINADA)Where stories live. Discover now