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El primer pensamiento que cruzó por su mente fue el hecho de que Demian le estaba jugando una broma de muy mal gusto; pero luego se percató que él no podría ser más cruel con ella luego de haberla abandonado sin avisarle antes.
-No juegues con ese tipo de bromas-le espetó.
-¿Bromas?-increpó él, confuso-¡no es ninguna broma! Es la verdad, ese sujeto estaba aquí en el estudio de ese tal Jack. Se acaba de ir hace como dos minutos con una chica.
-Describeme a la chica-le exigió, para salir de dudas.
-Uhmm... un poco alta, delgada, cabello largo café oscuro, creo y ojos azules. Muy guapa, la verdad.

Un estremecimiento inexplicable la hundió en un abismo y sintió vértigo.
-¿Estás ahí? ¿Skyler?
-¿Me estás mintiendo?
-¿Por qué habría de mentirte? Ese tipo estaba aquí, lo juro. Había venido para ser el modelo de Jack pero cómo yo ya estaba para eso, se fue muy molesto.
-No puedo creerte. Es imposible.
-¿Imposible? ¿Por qué?

De pronto, unos ruidos extraños y voces guturales se escucharon del otro lado se la línea.
-Tengo que colgarte, me llama Jack Mali y Eros Rabanne!-le informó emocionado.
-No tienes ni si quiera, ¿un poco de remordimiento?
-¿Qué?
-¡Adiós!
-Te estás comportando como la misma Skyler de antes.
-También tú, como el Demian de antes.
-De que yo termine con este asunto, vamos a hablar seriamente tú y yo-le advirtió.
-Realmente no veo la razón para hablar. De todos modos estás muy lejos de aquí y nada de lo que digas tiene sentido.

"¡DEMIAN! ¡DEMIAN SAY! ENTRA AL ESTUDIO! TE ESTAMOS ESPERANDO!"

La voz de Eros Rabanne cortó el crudo momento y ella siseó.
-Ve, te hablan.
-Skyler... no quiero terminar esta llamada estando molesto.
-¿Molesto? ¿y por qué deberías estar molesto?-rio ella secamente-si aquí la que tiene todo el derecho de estarlo soy yo.

Demian dejó escapar un suspiro enternecedor y pareció haber chasqueado la lengua, pero ella no estaba segura.
-En ese caso, no hay más remedio que hablar hasta que estemos cara a cara, ya que estoy seguro que no vamos a llegar a nada si lo discutimos por teléfono.
-¡Vete al infierno!-le gritó ella antes de colgarle con rabia.

Dejó el teléfono a un lado y se estremeció en el sofá, pensando en lo que Demian le había dicho acerca de  Clark Ravel. Aparte de que él se había largado sin avisarle, todavía tenía el descaro de mentirle de esa manera.
¿A qué estaba jugando Demian? No lo sabía, pero lo averiguaría más pronto que tarde.

Abatida por aquella situación, se hizo un ovillo en entre los cojines y cerró los ojos, deseosa por olvidarse de todo y dormir más hasta sumergirse en su propia locura y morir.
Esa noche no tuvo sueños, sino que durmió placenteramente sin ningún tipo de interrupción o malestar.

-¿Vas a ir hoy a clases?

La voz de su madre la escuchó lejana y la ignoró.

-¡Skyler!

Pero esta vez la escuchó más cerca y gruñó en sueños.

-¡Pearl!

Y al escuchar su segundo nombre, abrió los ojos bruscamente y le ardieron.
-¿Qué es lo que quieres, madre?-ladró, con voz ronca y congestionada de sueño.
-¿Piensas ir a clase o quedarte en casa?
-¿Qué piensas hacer tú?-le lanzó la bolita con desdén en lo que se enderezaba del sofá, dónde le crujieron los huesos por haber dormido en mala posición la noche anterior.
-Estoy por irme, por eso te hablé-le explicó y ella enfocó mejor su visión para verla. Y sí, su madre estaba bien duchada, peinada, vestida y perfumada. Lista para marcharse al trabajo luego de haber faltado el día anterior gracias a la estúpida resaca.
-¿Por qué no me despertaste?-Skyler se levantó de un brinco del sofá y miró el reloj con los ojos desorbitados.
-Ya son las siete con veinte minutos. A mí también se me hizo tarde pero ya envié un mensaje que llegaría tarde-le informó, guardando las llaves de la casa en su bolsa-así que, ¿irás o no a la Universidad?
-Ya es demasiado tarde-bufó Skyler con desgana-meteré permiso.
-¿Y Demian? Puede que esté esperándote afuera.
-Ese imbécil-siseó con amargura, sorprendiendo a su madre por su vocabulario-él no está aquí. Se largó con Eros Rabanne a Vancouver a hacer las pruebas y no estará aquí por un tiempo.
-¿Se fue siempre con Eros?-vio como su madre entornaba los ojos, y tragaba saliva.
-Sí. Supongo que tenía otros planes-añadió ella con indiferencia y se encogió de hombros. Se dirigió al comedor donde su madre le había dejado el desayuno cubierto con papel aluminio-¿qué hay para desayunar?-quiso desviar el tema pero era demasiado tarde. Su progenitora ya se había sentado frente a ella con las manos entrelazadas entre sí e inclinada sobre la mesa con mucho interés.
-¿Eros Rabanne te dijo algo sobre mí antes de irse?-las pupilas de Rose Brown, su madre, se dilataron sorpresivamente.
-No-le contestó su hija de una manera cortante-Eros sólo tenía cabeza para buscar nuevos modelos, nada más.

Mi Supermodelo Personal (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora