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Esa noche Eros llamó a Jack para confirmar que llegaría, junto con Demian y Skyler, a las 5 de la tarde a su casa para ayudarlo a adornar. Ya que, como era de esperarlo, las fiestas de Jack Mali eran verdaderas fiestas en las que el festejo continuaba hasta el amanecer.

Por otra parte, Skyler había recibido por parte Eros un regalo adelantado al igual que Demian.

Los dos miraron al hombre atractivo con perplejidad mientras él verificaba la despensa en la cocina y las golosinas y licores que llevaría con Jack.

- ¿Ropa? ¿nos regalaste más ropa? –preguntó ella sin poder contenerse.

-Esto ya es demasiado—protestó también su novio—tenemos ropa en buen estado para asistir.

- ¿Acaso está mal? –inquirió Eros con el ceño fruncido.

-Estás gastando mucho dinero en nosotros—balbuceó Skyler, apretujando la caja de regalo entre sus manos.

Eros les envió una mirada fulminante y negó con la cabeza. Era la primera vez en todas esas semanas que lo veían enfadado.

-Asistirán personas muy importantes a la fiesta de Jack y ustedes deben ir presentables y a la altura de todos ellos. Déjenme consentirlos—dijo con incertidumbre y antes de que Skyler pudiera abrir la boca para replicar, la interrumpió—cuando comiencen a trabajar, me lo pagarán. Así que acéptenlo.

Demian tragó saliva y miró a su novia.

-Es una promesa—añadió ella luego de un instante con el dedo meñique de su mano derecha levantado—promete que vas a recibir el dinero que estás gastando en nosotros cuando podamos devolvértelo.

-Ya, ya saben que sí—exclamó él, mirando a otra parte.

-¡Tu dedo! Si n0 lo enlazas con el nuestro, no vale tu promesa—le informó Demian alzando también el suyo.

Simultáneamente, Eros estrechó los ojos y a regañadientes hizo la promesa con el dedo meñique.

Más tarde, dejando a un lado ese pequeño conflicto, Skyler se tomó el tiempo para contemplar su obsequio en la habitación de la señora Say, que ahora le pertenecía por una breve temporada. Eros le había comprado un vestido precioso, de esos carísimos donde solo podían usarse una vez.

La tela era suave, casi aterciopelada y parecía estar hecho de mucha finura. Era del mismo color que el Jade con algunas piedras brillantes incrustadas en la parte de enfrente. No era nada provocativo ni tampoco serio.

Se lo talló y se percató que le quedaba justo a la altura de las rodillas y que le sentaba bastante bien, incluso hasta en el fondo de la caja de regalo, notó que había algo más:

Zapatillas.

Y unas tan elegantes que sintió vértigo. Eran de color plata de tacón corrido, no muy altas.

-Esto ya es mucho—murmuró a sus adentros y se quitó rápidamente el vestido.

Demian se encontraba en la otra habitación probándose también su ropa nueva.

Trató de no tener vómito verbal en cuanto viera a Eros y protestar con respecto al obsequio.

A eso de las once de la noche, la puerta de la habitación se abrió y ella observó a Demian meterse bajo sus sábanas sin pedirle permiso.

-Pude haber estado sin vestir—lo reprendió una vez que él se acomodó junto a ella.

-Entonces te hubiera imitado y los dos hubiésemos tenido un gran momento inolvidable—repuso con picardía—pero podemos comenzar ahora...

Mi Supermodelo Personal (TERMINADA)Where stories live. Discover now