23

3K 273 20
                                    

[La narrativa regresa a manos de Skyler Newton]

La voz de Eros hizo que me tensara y que mis manos se pusieran completamente frías. Traté de mostrarme lo más serena posible cuando Demian fijó su atención en mí en busca de alguna reacción, y a pesar de que no logré pasar de su escrutinio, fingí un bostezo y lo abracé con la intención de dormir como lo había pensado minutos atrás. No obstante, él se apartó de mí y se levantó, dejándome en la cama.

- ¿A dónde vas? –le pregunté con desdén.

-A mi habitación. Duerme un rato más, yo estaré haciendo unas cosas.

No podía creer que nuestro momento tan mágico se hubiese roto al momento de escuchar el nombre de Clark salir de los labios de Eros. Era el maldito colmo.

Y yo no iba a tolerar que mi acercamiento con Demian terminara de esa manera, así que me levanté hecha una furia y lo cogí de la muñeca, evitando que se acercara a la puerta.

Él volteó a verme con sorpresa.

-No te irás a ninguna parte—gruñí—a menos que me des una estúpida explicación de tu cambio de humor tan drástico.

-No sabía que te gustaba hablar de esa manera—titubeó con temor.

Aquella era de las pocas veces que dejaba que él me viera enfadada y no pude sentirme tan bien en ese momento.

-Ahora explícame por qué mandaste al olvido nuestro momento. ¿Es porque Eros estaba hablando con Clark, aparentemente por teléfono?

Le vi apretar las mandíbulas y ahí fue donde lo solté. No sabía si mi coraje iba a ser más grande que mi cariño por él o viceversa.

-Si es así, mejor márchate de aquí. No quiero verte en todo lo que resta de este día y el siguiente, y el siguiente a ese—musité.

La mirada que Demian me lanzó fue furtiva y a la vez llena de decepción. Pero estaba segura que nada en el mundo me haría cambiar de parecer. Él había tenido la culpa al enfadarse conmigo sin razón. Clark Ravel ni si quiera estaba aquí.

Ambos escuchamos el coche de Eros arrancar y fruncí el ceño.

-De seguro irá por él al aeropuerto—espetó Demian, mirando la ventana con odio—y prefiero estar en la habitación continua a ver cómo le coqueteas cuando esté aquí.

Sentí como si alguien me hubiese lanzado un balde de agua helada a la cara y en vez de gritarle o golpearlo, lo agarré del brazo y lo empujé a la puerta sin decir una sola palabra.

Él me soltó bruscamente y abandonó la habitación, cerrando la puerta de golpe.

A pesar de que tenía ganas de llorar de rabia, no lo hice. Me quedé mirando fijamente mis pies, pensando en sus crueles palabras.

De nada sirvió que yo le dijera a la cara que Clark Ravel no me importaba porque lo quería a él. Solo fue saliva, tiempo y voz desperdiciada. Demian estaba cegado de celos enfermizos y ni si quiera estaba aquí el motivo de su arranque de incoherencia.

Me asomé a la ventana y viendo como amanecía, resoplé.

Ya era Noche Buena y la realidad era esta: Me hallaba en un país ajeno al mío, lejos de mi familia y con mi novio Demian Say, quien nada más vivía para celarme con una persona que ni si quiera conocía realmente.

Y, para no entrar en más detalles, quería largarme.

Permanecí pegada a la ventana en espera de Eros y, sin lugar a dudas, de Clark Ravel.

Mi Supermodelo Personal (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora