Capitulo 21

31.5K 1.3K 1.4K
                                    

Lauren.

Camila se había marchado tan temprano que me dejó en el vacío durante el resto del día, a pesar de que tuve entrenamiento esa mañana y también tarde, no era lo mismo al saber que ella estuvo en mi casa durante tres días, durmió tres noches en mi cama, dos conmigo, ocupó mi armario como si fuera el de ella a su manera arrogante y caprichosa. Era la única mujer en el mundo que era capaz de hacer algo así, ella la princesa de los Estados Unidos se creía educada, respetuosa, glamorosa entre tantas cosas de la alta clase social, pero había sido toda una sin respeto al momento de venir aquí, meterse a mi casa sin mi permiso, ocupar mi armario, revisar mis cosas y por último dormir en mi cama como si fuera de ella. Era una confianzuda de tomó y lomo, todo eso se debía a lo caprichosa que era ella en todo momento, su afán de no perder, de siempre tener la razón y creerse superior a los demás hacia que saliera de su formato Tan refinado, pero sabía que eso solo lo lograba yo ante ella, yo era la persona que sacaba a Camila de sus casillas.

Al principio estaba más que enojada, molesta y quería que se fuera de mi casa la verdad, porque orgullosa hasta la muerte, pero una gran parte de mí estaba feliz de su presencia en el lugar. Más cuando sus actitudes me encantan en todos los malditos sentidos, su manera de ser, la arrogancia y el deseo de siempre llevarme la contraria, el verla gruñir, enojada perdiendo su propio control era satisfactorio, la princesita de alguna manera se había vuelto importante en mi vida, no hablo en término amorosos, para nada es eso, sino en que su compañía me hacía sentir bien.

Me daba risa, mucha risa.

Hubieran visto su cara cuando tomamos el bus... aún me río al recordar como se limpiaba las manos a cada rato haciendo cara de desagrados en todo momento. Estaba segura que jamás se había subido a uno de esos, más si iba con tacones haciendo todo más incómodo para ella. La princesita andaba con la "plebe", lejos de parecerme insoportable, pesada aunque si a veces me daban ganas de gritarle por ser así, me causaba tanta risa sacarla de la zona cómoda que ella tenía constantemente en su vida, para que viera que el mundo no es solo de lujos.

No es vestidos de marcas, comidas refinadas, autos de lujos, casas que son palacios y por sobre todo una vida llena de cosas innecesarias. Si no más bien el mundo real es donde las personas se endeudan con casas comerciales para conseguir un producto, trabajan duro cada día para llevarle comida a sus familias, estudiantes que trabajan medio tiempo para poder pagarse una carrera y ser alguien en la vida, personas que a veces no tienen dinero para necesidades básicas y por sobre todo que las del noventa por ciento del planeta no tiene ni el uno por ciento de las comodidades que ella tiene al ser dueña de un banco, hija del presidente y de la burguesía de los Estados Unidos.

Si mi querida princesita quería ser presidenta de los Estados Unidos debía ver estas situaciones y que fuera una buena presidenta, no como los demás que solo lo hacen para seguir llenándose los bosillos de dinero, haciendo leyes para su propio beneficio dejando al pueblo ignorante, preocupándose de ellos y sus amigos empresarios. Cosa que pasaba en la mayoría de los paises del mundo, presidentes corruptos que solo roban, que le meten el dedo en la boca a las personas. Esperaba que Alejandro Cabello no fuera así, a pesar de que me caía muy mal en todos los sentidos debía reconocer que había hecho cosas por el pueblo, mejorando la calidad de vida y preocupándose que el nivel de pobreza disminuyera, ayudando a las personas en situación de calle, más este último tiempo donde quería dejar la mejor imagen para buscar la reelección compitiendo nuevamente contra Donald Trump por el partido republicano y luego contra alguien de los demócratas, pero el nuevamente estaba corriendo con ventaja para eso.

El debía cuidar sus apariencias desde ahora en adelante si quería que el pais siguiera queriéndolo.

Pero yo no lo quería, a ningún sector de la maldita política. No eran nada, valían una mierda todos los políticos, lo sabía y lo habia visto.

El Poder. CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora