Capitulo 55

31.6K 1.3K 1.6K
                                    

Lauren.

Creo que nunca había extrañado tanto a alguien como había extrañado a Camila, a los Pulgosines estos días, y fue solo una semana que estuve lejos de ellos. No quiero ni imaginar cuando me tenga que ir a Barcelona por completo en unas semanas más.

Desde ahora la sensación no era agradable.

De alguna manera siempre bromeó con todo lo que me sucede o de mi relación con Camila. Pero en estos momentos no puedo bromear cuando ya siento la presión dentro de mi porque estaré lejos de ella tanto tiempo.

Mierda.

Pensar que la vería cada dos meses quizás, o más me frustraba como la misma mierda. Necesitaba a la morena a mi lado, necesitaba su cuerpo, su piel junto a la mía, sus risas y sus malditos enojos cada cinco minuto por cualquier cosa que a ella no le pareciera. Me encantaba cuando se ponía histérica y pensar que despertare sola en esa cama en Barcelona sin sentir su aroma, su olor a pedos hediondos, ver su carita hermosa cada mañana me molestaba en lo más profundo de mi corazón.

Jamás me había sentido así por alguien.

Siempre quería a mis parejas lo más lejos de mi posible, si era necesario a miles de kilómetros de mi. Pero con Camila todo era diferente, la necesitaba en cada momento y si no la tenía cerca es como si una parte mía se fuera con ella.

¡Eso fue muy cursi!

Contrólate, ya te pareces a Ermita con tanta cosa así.

Ante todo no soy romántica menos cursi. Eso no nace de mi.

Ya me puse tonta otra vez.

¡Soy una cursi cuando de la princesita se trata!

He hecho cosas por ella que nunca en mi vida hubiera hecho por alguien, cómo prepararle la bañera, hacerle masajes, preocuparme de ella y hablarle en cada momento libre que tenía. Me di cuenta en estos días en lo dependiente que me había vuelto de Camila en un buen sentido, tampoco es como si fuera una obsesión, solo que estaba enamorada, y cuando se enamora lo único que desea es estar con esa persona en cada momento de su vida.

Pero no sería posible cuando tuviera que ir a Barcelona. Y les prometo que estuve apunto de firmar por Seattle o volver al Orlando, estuve al límite de hacerlo pero la cláusula de salida era algo que el Barcelona no permitió, por eso renové por dos temporadas más. No tenía otra opción, ¿Pero que más podía hacer? ¿Dejar el fútbol? Sería completamente ilógico cuando aún tengo miles de cosas que hacer en mi carrera, ni siquiera he ganado el balón de oro, ni soy la mejor del mundo oficialmente mente.

No era una opción y solo me podía reducir a la idea de tener una relación a la distancia con la princesita. Conformarme con verla por video llamada, escuchar su voz y hablar por mensajes de texto.

Nunca creí en las relaciones a distancia y esto de verdad me frustraba. Pensé durante todo el vuelo de Barcelona a Miami sobre eso, buscándole una solución al asunto y luego de Miami a Los Ángeles seguí pensando en lo mismo. Solía ver cómo la mayoría de relaciones a distancia fracasaba y estoy segura que la mía con Camila no podría ser diferente, no es por pesimista, estoy siendo netamente realista con toda esta situación. Empezando porque somos de mundos diferentes, tenemos metas diferentes en nuestras vidas y desde un principio supimos que esto no iba a durar mucho por lo mismo, porque no encajábamos en la vida de la otra.

Pero no supimos controlarlo, y la vida nos jugó la maldita mala pasada de enamorarnos. Y no me arrepentía de haberme enamorado de ella sino me da rabia las circunstancias en las que estamos en estos momentos.

Habían tantas cosas en contra.

Incluso debíamos ser un secreto, ser precavidas en todo para no desatar un escándalo. No sólo era la distancia, no solo eran nuestros mundos diferentes sino también el ser como dos fugitivas intentando no dañar a nadie en el camino.

El Poder. CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora