Capitulo 51

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Lauren.

Camila estaba Aquí.

La niña mimada y caprichosa había llegado a mi casa.

Me lo esperaba la verdad, la conozco tanto que al momento que no me respondió los mensajes menos las llamadas lo supuse. Y de seguro por algún capricho de ella. No me molestaba en lo absoluto porque la extrañaba, a ella y los pulgosines pero la razón del porque vino hasta aquí era la que me hacía ruido en mi interior.

Estaba molesta porque supuestamente la negué delante de mi familia.

Y no fue así, solo les dije que era mi amiga y que me gustaba. Supongo que eso estaba bien, no les quise contar que teníamos una relación porque aún así quiero proteger lo que tenemos, más luego de los rumores y la verdad me daba vergüenza decirle a mi mamá "La conocí porque me la quería follar y follamos dos meses casi tres antes de darnos cuentas que sentíamos algo más". De seguro Clara pondría un grito al cielo y papá se reiría por eso, pero no es la manera de contarle algo así a mamá.

Debía hacer todo con calma.

Aún así siento que me equivoqué y debí haber sido directa con el tema, pero si hubiera sido así no tendría a la morena conmigo en estos momentos. Cosa que necesitaba porque la extrañaba mucho, más de lo que pensé, me encontraba a mi misma pensando en ella en cualquier momento incluso cuando estaba sentada en el baño haciendo pipí y popo. E incluso había empezado a hablar de ellas con mis padres un poco esos días, más si ellos querían saber más sobre la hija del presidente.

Eso si les dije que no la vieran como "la hija del presidente" porque para mí esa era lo menos importante en mi vida, me gustaba Camila por lo que era como persona, su esencia y no por ser la hija de alguien. Mis padres lo entendieron y de alguna manera cuando me preguntaban por ella era más o menos para saber que sentía yo. Ellos seguían pensando que sólo era una amiga que me gustaba como en su momento fue Keana o alguna de mis otras amigas que nunca sucedió nada. Pero ahora ya no había razón para seguir ocultándoles esa parte de mi vida, no cuando Camila era tan importante para mi, incluso más de lo que puedo asimilar en estos momentos.

Se que no estoy enamorada, pero estos días... Dios... estos días no saben como la extrañé, el despertar en una cama vacía sin tenerla a mi lado fue la mayor tortura que fui sometida, necesitaba despertar y besarla, prepararle el desayuno o que ella me lo prepara a mi, necesitaba hacerla enojar y ver su rostro serio, con su boca apretada con ganas de asesinarme, también necesitaba escucharla reír, sonreír, que presuma quien es porque lo vale, que me diga que terminaré amándola porque todo el mundo lo hace, que proteste ante cada idea mía.

¡Por la mierda!

No estoy enamorada pero no se si aquí a dos semanas lo este.

Lo dije.

No puedo seguir reprimiendo algo tan jodidamente obvio para mi. Ahora en estos momento no estoy enamorada, pero estoy segura que lo haré si seguimos de esta manera, a esta maldita velocidad desde que supimos que nos gustábamos hace Una semanas, es como si el tiempo avanzó Tan rápido como nuestros malditos sentimientos.

Y no me da pánico.

No me da miedo.

He dicho no soy pendeja.

Que me enamore aún no significa que la ame, el enamoramiento es la última fase antes de amar a alguien con todo. Como enamorarse de alguien puede pasar pero cuando uno ama de verdad es muy difícil que vuelva a amar a alguien más con la misma intensidad. Ya ni siquiera me aterra la maldita idea de amarla a ella.

¿Por que no? Porque si me siento tan bien a su lado no tiene nada de malo.

Excepto las consecuencias que nuestra relación puede traer a sus sueños, a la carrera de su papá. Y ese era mi límite para no seguir avanzando en todo esto, porque sé que si la llego amar y tengo que dejarla será mucho más difícil que tan sólo queriéndola. Y se que si yo la amo, ella también me va a amar y no es algo de arrogancia o egocentrismo, es porque como hemos dicho un millón de veces, si yo caigo ella también cae, es un viceversa. Y no quiero que ella sufra si todo esto no va bien para sus sueños y la carrera política de Alejandro.

El Poder. CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora