Capitulo 22

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Omnisciente.

Camila miraba la pantalla de su celular sintiendo el vacío tremendo en su interior luego de que Lauren se haya marchado a dormir. La extrañaba también, aunque la insultara todo el tiempo le encaraba hablar con ella, se sentía cómoda, que Lauren la escuchara e intentara aconsejarla era tan Bueno, en todos los sentidos que de alguna manera agradecía conocerla. A pesar de que eran mundos totalmente opuestos, que quizás Lauren no entendía ni en lo más mínimo lo que sucedía en su vida al ser tan diferente siempre encontraba la manera de ser un soporte para ella. Lo había sido antes algunos capítulos atrás de su historia, y ahora lo había hecho de nuevo cuando se sentía frustrada porque Matthew le había reclamado por una verdadera estupidez.

¡No eran nada!

¡No le gustaba!

¡¿Que se cree con venir a cobrarle sentimientos?!

¡Tan poco amor propio tenía!

Se exclamaba mentalmente durante todo el día.

Pero entendía que para Matthew el que ella saliera con él sería de lo mejor por que Alejandro lo adoraba por ende lo adoraría aún más, su carrera se impulsaría y agradar a su papá era como un premio mucho más grande que hacerle feliz a ella . Era un idiota, pero por último fuera atractivo o él tuviera algo que le gustara, pero más lo odiaba, más feo lo encontrara y no tenía nada interesante. Ni siquiera ellos dos tenían tema de conversación, absolutamente nada pasaba entre ambos.

Además que ese día estaba de mal humor porque extrañaba a Lauren y porque veía muy difícil poder ir a la final, si eso no pasaba no vería a Lauren en mucho tiempo, porque sabía que luego se juntaría con la selección en Francia para el mundial, quizás ni siquiera vendría a los Estados Unidos; solo al último partido en New Jersey, y eso era muy lejos para ella ir a verla. Le frustraba tanto pensar en eso sin saber la razón de porque eso le importaba tanto.

Solo era Lauren, una mujer que había tenido sexo dos veces nada más. No la quería, no le tenía cariño, menos sentimientos por ella, solo le gustaba el sexo que ella le daba algo sumamente superficial para ambas, ninguna de las dos sentía algo por la otra más que ganas de follar, por ende no debería afectarle que no la viera en mucho tiempo, en más era un favor que la vida le hacía en alejar a la idiota de ella.

¡A quien mierda engañaba! Era la peor tortura del mundo.

Quería verla, pero no podía.

Todos podían morirse en esos momentos.

Camila estaba odiando al mundo.

Y su estado de ánimo empeoró cuando Matthew llegó a la oficina y quizás fue muy dura con el chico, es que se desquitó con él diciéndole que jamás iba a estar con el, que no le gustaba y que se dejara de joder. No sentía nada y que no tenía derecho a reclamarle algo cuando ella nunca le dio esperanzas, además de gritarle que no tenía más tiempo para él y que la dejara sola dejando ver todo su lado arrogante, lleno de autoridad, siendo de lo menos amable con él logrando que se fuera de su oficina y esperando a que dejara de insistir con ella por siempre, de verdad esperaba eso porque le estresaba mucho toda esa situación con él.

Sabía que Matthew podría encontrar a otra chica que si lo valorara y quisiera, no necesariamente la hija del presidente, aunque no había nadie mejor que ella en el mundo, no sentía nada por él y el hombre merecía que lo amaran, respetaran porque no era una mala persona, no era un mal partido tampoco así que ojalá le fuera bien en la vida y también en el amor eso quería. Tampoco era como si ella fuera una perra sin sentimientos, quería que las personas buenas fueran felices como Matthew, y tampoco lo iba a estar ilusionando con cosas que jamás iban a pasar entre ellos.

El Poder. CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora