Capitulo 27

28.1K 1.2K 1K
                                    

Omnisciente.

¿Que hacía aquí?

¿No estaba hablando con una de sus tontas modelos? Se cuestionaba Camila.,

No podía creer su presencia en ese lugar, por más que intentaba reaccionar no podía, ella estaba parada con esa tonta sonrisa de arrogancia, engreída con su lema "Soy la mejor". Es que se creía así la mayoría del tiempo y Camila la odiaba por eso completamente, como ya dijo anteriormente podría hacer una lista de las razones por las cuales odiaba a Lauren, no terminaría nunca y sería tan larga, que podríamos hacer una historia aparte "Razones por las que odio a la idiota" título Perfecto.

Imaginen esa lista. ¿Como empezaría? Camila tenía la primera razón más que clara. "La odio por ser una idiota" y la segunda era casi lo mismo "La odio por ser Lauren". Es que era su manera de negar las cosas, el odiarla hacía que sus barreras se ocultaran pero era algo que la niña mimada nunca iba a reconocer porque ella nunca perdía una guerra, menos esta guerra contra Lauren. Ya había cedido en acostarse con ella, cosa que fue maravillosa pero solo quedó como una fácil ante la idiota, aunque Lauren no pensaba eso en lo absoluto, para Lauren ella había sido su mayor desafío, incluso más que ganar el partido del otro día.

Tanto era el desafío de la princesita para Jáuregui, que la noche anterior no lo soportó, no quería estar tan lejos de ella, más cuando Camila le puso "Ven hacerme compañía" o algo así, pero ese fue su mayor detonante en ese momento. La necesitaba tanto como Camila a ella y el hecho de pensar que estaba desnuda en esa bañera, sin poder hacer nada más que fantasear la hizo tomar el mayor impulso en su vida quizás, buscar pasajes directos a Los Ángeles sin importar el valor de estos. No sabía cuando dinero habia estado derrochando los últimos días por la morena pero no le importaba si podía estar al lado de ella cuando la necesitaba tanto.

Pudo haber ido a ver a su familia a Miami. Pero el ver a Camila era algo mucho más atractivo para sus propias aspiraciones, era el motor que necesitaba para ir a hacer un buen mundial con la selección, además que quería volver a recorrer ese cuerpo exquisito que tenía. Acariciar su piel y escucharla gemir su nombre una y otra vez hasta que se viniera, en su boca, en sus dedos, de todas las maneras posible, pero también necesitaba solo su compañía, la quería a su lado. Quería abrazarla y hacerla enojar aún más que antes, quería sacarla de su zona de confort pero también tratar a la princesa como lo era. Iba a disfrutar de esos días a su lado tampoco es que fueran muchos pero si lo suficiente para estar feliz a su lado.

Estaba haciendo una locura. Pero... Camila había hecho locuras por ella también, había ido dos días a Europa para acompañarla en un partido, eso era algo que nunca olvidaría en su vida, de alguna manera Camila se había dejado una marca en ella por todo eso. El venir a Los Ángeles no era un mayor sacrificio, quizás la manera apresurada o que no le aviso a nadie que lo haría, tan solo se fue al aeropuerto viajando más de diez horas para venir a verla, durmió en el vuelo pero aún así le dolia la espalda por la posición, la primera clase estaba toda ocupada por ende tuvo que viajar en Económica, y eso era algo que odiaba, y no por ser altanera sino porque de verdad era realmente incómodo para ella.

Pero aquí estaba, a miles de kilómetros de distancia de Barcelona, en la oficina de la princesita. Además que le costó encontrar donde estaba la oficina central del Banco Cabello, hasta que lo encontró. Pero había valido la pena darse unas vueltas por la ciudad al ver a Camila vestida tan calientemente en ese vestido color rojo ceñido a su cuerpo, su cabello ondulado, los lentes que se acoplaban tan bien a su vestimenta haciéndola ver inocentes, y sus piernas que la llamaban a que las tocaras, su trasero se lucia más y su cara llena de molestia la hacía ver aún más caliente que antes si eso era posible.

¿Por que le hacía esto?

¿Por que lo único que quería era hacerla suya en ese escritorio?

El Poder. CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora