Capítulo 56 - Cariño

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Marco

–Mamá, por favor... ¡reacciona mamá!.–muevo sus hombros preocupado.

–¡Iré a buscar agua!.–Jane corre a la cocina. Observo a mi madre y empiezo a soplar su rostro. Después de un rato, mi madre empieza a mover su cabeza en negativa y siento alivio al ver que al fin reacciona.

–No...ella no...–balbucea mientras abre los ojos. Tomo su rostro en mi mano.

–Mamá, necesito que te tranquilices... por favor. A ver, ven... te ayudo a levantar.–la ayudo a apoyarse en mis hombros y caminamos lentamente hasta uno de los muebles.

–¿Cómo es posible?...–lloriquea mientras se sienta en el mueble, yo me siento junto a ella.–Hijo de mi vida...–toma mi rostro y empieza a examinarme.

–Dios... no creí que te pondrías así.–suspiro.

–¿Y cómo esperabas que reaccionara ante tal barbaridad?... Es que debe de ser una broma, sí, eso es.–sonríe esperanzada.

–¡No es broma!. Jane y yo nos amamos mamá... y fue por ella que vine, ¡métetetelo en la cabeza!.–vocifero y ella frunce el ceño llevando una de sus manos a su pecho.

–No puedo creerme lo que estoy escuchando. ¿Tú? Mi hijo más querido, mi joya más preciada, mi tesoro... Enamorado de esa...

–Cuida tus palabras, madre. No quiero volverte a escuchar hablar mal de Jane. Debes respetarla, ella es mi pareja ahora.–la miro con gran seriedad.

Mi madre se levanta y empieza a dar vueltas en círculos tomándose del cabello y murmurando cosas, yo sólo me cruzo de brazos.

–Hay muchísimas más chicas en este mundo, mujeres de buena familia, de clase alta, dignas de ti. ¿Por qué tenía que ser ella? Ella no te merece...

–¿Y por qué Jane no me merecería? De hecho, soy yo quien no la merece.–sonrío imaginado lo bien que ella me hace sentir y lo maravilloso que se siente tenerla conmigo.–Mamá... Jane es una mujer increíble, ella me enseñó lo que es el amor. Y no, no deseo ninguna otra mujer que no sea ella. La quiero así tal cual y nada más.

–Te has vuelto loco, Marco. ¡Loco!.

–¡Sí, madre querida! Loco de amor por ella y eso ni tú, ni nadie lo va a cambiar, que lo sepas.–me estiro en el mueble con total tranquilidad. Mi madre me fulmina con la mirada y moviendo la cabeza en negación.

–Aquí está el agu...a.–Jane entra a la sala con el vaso en manos, pero se detiene cuando se topa con la mirada de mi mamá.

–Llévate tu agua y a ti fuera de aquí...–le riñe mi madre.

Jane se iba a marchar pero la llamé y ella volteó a verme.

–Quédate...–le pido y mi madre gruñe.

–¡Esto es una conversación entre madre e hijo! Esta intrusa no tiene porqué estar presente.

–¡Mamá! Ella tiene nombre y te lo vuelvo a pedir de favor... Cuida tus palabras.–me levanto molesto del mueble para ir hacia Jane, quien mira a un punto fijo del suelo. No quiero que se sienta humillada de ninguna manera, ella merece respeto.

Tomo una de sus manos y la beso, ella me mira y me da una corta sonrisa.

–No te preocupes, mejor me marcho a mi casa... no quiero seguir incomodando a tu madre.

–No, por favor... no quiero que te vayas. Hablemos tranquilamente.–le pido con cariño viendo sus hermosos ojos.

–Déjala que se vaya, es lo mejor que puede hacer...–murmura mi madre sarcásticamente. Yo volteo a verla cansado.

Bajo Tus Encantos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora