Capítulo 41 - Te lo prometo

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Marco Méndez

Al salir del almacén camino por el pasto a pasos lentos, arrepintiéndome cada segundo de mi vida por haberme involucrado con Jane. No estaba en mis planes sentir este sentimiento hacia ella, cuanto me encantaría no poder sentir este extraño deseo de estar con ella, de abrazarla, besarla... quererla.

¿Cómo puede gustarme tanto a tal punto de quererla para mí y sólo para mí?...

No puedo llevar esto más lejos, ella dejó muy claro lo que sentía hacia mí, aún recuerdo sus duras y tormentosas palabras;

"Me das asco" "Nunca había sentido tanto asco por alguien"

Ver sus hermosos ojos verse azulados mirarme con desprecio y escuchar aquellas duras palabras, hizo que algo dentro de mí se volcara, en ese momento me dí cuenta que sus palabras y sus acciones tienen poder sobre mí.

Me prometí que me alejaría y la dejaría en paz, pensé muy bien las cosas, decidí aceptar la propuesta que me había hecho mi padre hace mucho tiempo, y no hay mejor momento que hacerlo ahora. Debo evitarla, es lo que ella quiere, y a mi pesar también lo deseo. Porque sé que si estoy cerca, las ganas topetarme con ella serán mi tormento y no podría estar con las manos tranquilas, picando por tocar su ardiente piel.

Por un momento me detengo y siento unas inmensas ganas de voltear, mandar todo a la mierda y entrar al almacén para ir tras ella... y casi lo hago, pero escucho la voz de mi abuelo llamarme desde el jardín.

-¿Sucede algo?-pregunta acercándose.

-No abuelo ¿Cómo estás?-pregunto rascándome la nuca.

-Estoy muy bien, mi muchacho, no me quejo-dice acomodándose sus lentes, mirando detrás de mí-. ¿Buscabas algo en el almacén?.

Niego de inmediato.

-No, sólo estaba checando algo...-cambio de tema rápidamente-. Abuelo, decidí irme a New York para ser el nuevo administrador de la empresa de mi padre que se encuentra allá.

Mi abuelo luce sorprendido y sonríe.

-¡Enhorabuena, hijo! Es una sabía decisión. Supongo que lo has decidido porque te has dado cuenta de que es lo mejor para el desenvolvimiento tuyo y de tu padre ¿No?.

Asiento y le aprieto el hombro.

-Sí abuelo, espero esta vez hacer mejor las cosas-le doy mi mejor sonrisa-. He venido a avisar a todos, y debes imaginarte de cómo está mamá.

El abuelo Jetro pone cara de horror.

-Ya me olvidaba de Sonya y de como es contigo. Lo único que lamentaré cuando te vayas, será tu falta y tener que aguantarme los berrinches de tu madre-bufa.

-¡Pero si ya te lo has aguantado por tantos años, abuelo!-río.

-¡Eso es muy cierto!-ríe de igual manera.

Me detengo a verlo por un momento.

Lo extrañaré mucho. A él y a todos, espero poder visitarlo algún día.

-Ahora voy a empacar mis maletas, para mañana venir a recogerlas y despedirme, antes de irme al aeropuerto-digo mientras dejo salir un gran suspiro.

-¿Mañana? ¿Llevas mucha prisa en dejar esta casa?-pregunta mirándome por encima de sus lentes.

Le sonrío.

-Sólo quiero empezar ¡Ya! a ayudar a mi padre, se lo debo.

-Pues ve, ve a hacer tus cosas-veo melancolía en sus ojos-.Quiero que sepas que estoy muy orgulloso de tí y que te apoyo, hijo.

Me le acerco para abrazarlo.

-Lo sé, abuelo, gracias-digo y me devuelve el abrazo. Luego de unos segundos nos separamos, le doy una última sonrisa y me voy hacia dentro de la casa directo a mi habitación.

Cuando entro por la puerta de mi recámara me sorprendo al ver a mi mamá sentada en mi cama.

-¿Mamá? ¿Qué haces aquí?-pregunto, aunque sé que seguirá insistiendo en que me quede.

Ella se levanta de la cama y se me acerca.

-Quiero que me digas la verdad de tu repentina partida...-dice seria mientras toma mi mano derecha.

Frunzo el ceño.

-¿A qué te refieres? Yo ya lo he dicho, me voy porque así lo veo mejor, Mamá. ¿Puedes entenderlo y respetar mi decisión?-aprieto su mano mientras tomo la otra y ella sólo me mira directamente a los ojos.

-¿Hay algo que deba saber, hijo?...

-¿Qué? No mam...-me interrumpe.

-¿Tú papá te ha obligado? ¿Estás metido en algún problema que yo desconozca? ¿Huyes de alguien? ¿Se trata de la golpiza de aquel día?..-esta vez la interrumpo yo.

-¡No! ¡Por Dios mamá!-digo exasperado soltando sus mano y mirándola molesto-. Entiende que nada de eso, sí me voy es porque así lo quiero ¿Te cuesta creerlo?. Entiendo que cuando papá me habló del tema aquel día lo rechacé, pero ahora he pensado mejor las cosas y quiero que sepas que no cambiaré de idea, me voy mañana a primera hora.

Sus ojos se humedecen para luego volver a sentarse en mi cama a llorar.

Mierda...

Bufo mientras me le acerco y me le siento a su lado para abrazarla.

-Vamos mamá, no significa que me iré a otro planeta, podrás visitarme cuando desees a nuestra casa de New York, hasta podría visitarte, pero hasta un buen tiempo, quiero estar en un sólo lugar para adaptarme.

-Sabes que eres lo más lindo que tengo en mi vida ¿No? Entiende que no es fácil para mí dejarte ir así nomás-sorbe por su nariz mientras me devuelve el abrazo y sonrío.

-Procura que Esmeralda no te escuche, sino se pondría celosa al saber que soy lo más lindo que tienes en tu vida-suspiro al escuchar su hermosa risa. La verdad extrañaré a mi madre, ella y yo somos tan unidos.

-Para nadie es un secreto, ni siquiera para ella que eres mi hijo predilecto, querido-dice separándose para mirarme a los ojos con tranquilidad-. Prométeme que estarás siempre comunicado conmigo. Y si estás sin hablarme por un día, estaré tomando un vuelo a New York de inmediato. Quedas avisado.

Le sonrío y beso su frente.

-Te lo prometo, mamá.




Muy corto, lo sé, pero es porque es narrado por Marco. Ya dentro de poco estaré actualizando uno más largo.

Gracias por leer, lo aprecio mucho. <3

Bajo Tus Encantos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora