Capítulo 31 - Debí Imaginarlo

2.1K 185 3
                                    


Marco Méndez

Jane me mira con seriedad, pero sus manos la delatan, no deja de moverlas. La veo rascar la parte trasera de su oreja.

—Tú y yo no tenemos nada de qué hablar—suelta con voz firme y vacilante.

Me sorprende que hable con tanta seriedad y tranquilidad.

Cierro la puerta con seguro y camino más cerca de ella, pero levanta la mano sorprendiéndome.

—Distancia, por favor.

Resoplo y la observo de arriba a abajo descaradamente. Sus ojos siguen los míos y me da una mirada de desaprobación.

—No me mires así—dice.

—Estás muy mandona—me quejo. Ella permanece observándome.

—No, sólo estoy mostrando la poca dignidad que me queda—dice fríamente.

Sus palabras no me gustan para nada. Tengo que saber por qué está así. ¿Será por lo que pasó en su apartamento? Tal vez sea por la pelea con el idiota aquel.

—¿Estás enojada por lo de tu amiguito?—pregunto irónico.

Ella se mueve un poco hasta estar sentada en una de las camas y se cruza de brazos. Sus ojos vuelven a mí.

—Sí, enojada, pero conmigo.

Nunca la había visto de esa forma, sus ojos lucen apagados, su semblante es sereno, neutral e indescriptible. Camino hasta ella, para sentarme a su lado, pero rápidamente alza su dedo índice y me señala la otra cama que está al lado. La miro por un momento y obedezco con pesar sentándome.

Está a poco centímetros de mí, pero me inclino más hacia ella. Su seriedad me desarma.

—Estás muy extraña, Jane. Me has estado evitando ¿Crees que no lo he notado?.

—Negativo, he estado retomando mi dignidad—dice secamente.

Frunzo el ceño y la miro confuso. ¿Qué le sucede?. Sólo habla de su dignidad y nada más.

—¿A qué te refieres?—pregunto mirando detenidamente el océano de sus ojos. Despúes de unos segundos que se nos hicieron eternos, desvía la mirada y la veo tragar saliva.

—Mira, Marco, seré breve y directa—vuelve a mirarme pero no sostiene por mucho tiempo la mirada—. Quiero que definamos esto, ya.

—Veo que no era el único que quería hablar —digo saliendo del tema tan serio, no se porqué me da mala espina.

—Es enserio, Marco.

—Adoro cuando tus labios se mueven al decir mi nombre...—la veo ruborizarse y apretar los labios para luego soltarlos.

—Por favor...—dijo.

Ya lo he dicho, su seriedad me está preocupando. Me lamo el labio inferior y me preparo para lo que tenga que decir.

—Está bien, habla...

Jane suspira y ahora parece nerviosa.

—Bien...

Espero a que hable.

—Olvidemos todo lo que pasó—dice—. Todo.

¿Sólo eso? Me esperaba algo peor.

—Me parece bien—dije.

Ella me mira fijamente.

—No sólo la pelea con Chad, sino también lo que...—hace una corta pausa mirando a un punto fijo de la pared—, lo que... Sea que se llame lo que teníamos.

Palidezco por un momento mientras sus palabras se reproducen en mi mente una y otra vez.

Joder...

No dejo de mirarla. Me levanto de la cama para acercarme a ella, pero se levanta y da unos pasos atrás.

—¿Me tienes miedo?—pregunto irritado.

—Miedo tengo de volver a caer en tus juegos—suelta.

Entiendo perfectamente lo que dice. ¿Cree que estoy jugando con ella o algo por el estilo? ¿Por qué piensa de esa manera?.

—¿Por qué piensas que esto es un juego, Jane?—pregunto.

La veo parpadear rápidamente.

—Eh, pues... porque tú..

—¿Yo qué, Jane?.—mira mis labios.

—Porque cuando llegué a esta casa tú te empeñaste en odiarme y humillarme—habla mirándome ahora a los ojos—. Y ahora... ¿Por qué haces esto? ¿Por qué me besas y tratas de... seducirme?.

Trago saliva. Esto es tan difícil para mí. La respuesta de esas preguntas no están claramente en mi mente, es algo tan confuso, tan indescriptible que ni yo mismo logro detallarlo. Miro a otro lado de la habitación, sin saber qué decir.

Escucho a Jane suspirar.

—Debí imaginarlo...—ríe secamente—. ¿Cómo una persona tan distinguida como usted estaría con una persona tan insignificante como yo?.

Tras escucharla decir eso la miro y frunzo mi entrecejo.

—Pues déjame decirte que estás totalmente equivocada—doy unos pasos más cerca de ella—. Esto es tan confuso para mí, que te mentiría si te dijera que no me interesas.

Me mira atentamente.

Trago saliva y por primera vez siento mis manos sudar como nunca antes. Doy unos pasos hasta estar enfrente de ella, luce al margen de mí, pero logro tomar su barbilla.

Joder, este extraño sentimiento al tocarla me vuelve loco...

—Jane ¿A caso no has sentido lo mismo que yo cuando nos besamos?—miro sus hermosos ojos, los cuales tienen ese brillo otra vez—. Joder.. nunca en mi puta vida había sentido algo igual.

Desconozco mi voz, mi forma de ser al estar cerca de ella. Jane me ha hecho descubrir un lado de mí que no conocía. Sus pupilas se agrandan y juro por todo los santos que sus ojos son el cielo puro. Acaricio su barbilla sintiendo su suave piel. Estuvo embobada mirándome, pero como si despertara de un sueño apartó mi mano.

—No te creo...—dijo.

Cuando voy a decirle que no miento, tocan la puerta y maldigo en mi interior.

—Jane ¿Estás ahí?—se escucha la voz de la otra sirvienta.

—¡Sí ya te abro!—responde Jane.

—Aún no hemos terminado de hablar—refunfuño.

—Pues yo sí, permiso—dice para cruzar por mi lado, pero la detengo de un brazo.

—Joder, Jane, no me hagas esto—le pido. Se suelta de mi agarre y se va a abrir la puerta.

Cuando Jane abre la puerta entra la muchacha y se asombra al verme.

—Oh... No sabía que estabas ocupada, mejor vuelvo luego—casi se va, pero Jane la toma del brazo.

—No, ya el señor se va.—dijo con la cabeza baja. Gruño para mis adentros y aprieto los puños.

Está bien...

Doy sancadas y les paso por el lado para salir de la habitación.

Esto no ha terminado, Jane, claro que no...



Yo sé que me aman, 3 actualizaciones seguidas ¡Guao!. Este capítulo obviamente fue algo corto porque es narrado por Marco.

Espero que les haya gustado.

¡Ya somos 20k! ¡¿Say what?!

Muchas gracias, en serio.

Bajo Tus Encantos © Where stories live. Discover now