Capítulo 34 - Mi Chica

2.2K 184 6
                                    

Marco Méndez

Escucho a Jane suspirar desesperada y río en mi interior. La miro por el rabillo de mi ojo, está de brazos cruzados y sus ojos están observando fuera de la ventana. Miro la calle, no falta mucho para llegar.

Inevitablemente no puedo dejar de pensar en Jane acompañada de Hugo esta tarde. Tan sólo de recordarlo se me prende la sangre. Sentí tanta ira. Ver a Jane subirse a ese coche, su mirada desafiante y fulminante al verme, haciéndome perder el control. No soy de ese tipo de persona que se entromete en la vida de los demás, que las sigue a dondequiera que vayan... Pero con Jane es otro rollo, siento que si la pierdo de vista, se me escapará de las manos, y no puedo permitirlo.

Debo parecer muy egoísta, pero no puedo ver a Jane con alguien más... Es que tan sólo de imaginarlo la sangre bombea caliente como el fuego por mis poros. Jane y Hugo juntos, él tocando su dulce piel, saboreando sus insaciables labios...

Maldita sea.. no.

Estoy tan jodidamente furioso. Hugo pretende a Jane, es muy lógico. Los he encontrado hablando en varias ocasiones. El muy hijo de puta coquetea con ella...

Y es que por desgracia el muy condenado tiene sus atributos, los cuales usará para ganarme a Jane. No puedo dejar que pase eso, sobre mi puto cadáver...

Giro a la izquierda y nos adentramos en el campo. El alrededor está cubierto de árboles altos y frescos. La calle es de pura tierra, el camino es recto y piso más el acelerador, el polvo le levanta detrás. Jane dio un respingo y se agarra de la puerta.

—¡¿Pretendes que tengamos un accidente o qué?!—chilla asustada.

Ladeo una sonrisa maliciosa mientras mantengo mi vista en la carretera. Siento la mirada de Jane en mí y mi sonrisa se hace más notable.

—No es gracioso, Marco...—su voz es ligera y a la vez ironizada.

No la miro en ningún momento.

—¿Por qué no me hablas?—pregunta desesperada—. Por Dios... ¿A dónde me llevas?.

Hago total silencio y agradezco que no volvió a decir nada.

Al fin llegamos a nuestro destino y bajo la velocidad yendo más lento. Observo la reacción de Jane. Sus ojos se iluminan junto con la resplandeciente y hermosa luna. Sus labios se abren formando una "O" grande.

—¿Qué es esto?... ¿Qué... ¿Por qué me traíste a este lugar?—su voz es casi un susurro.

Termino estacionando el vehículo en la entrada e inmediatamente veo a Doña Flor salir con una enorme sonrisa de la cabaña.

Abro la puerta y salgo cerrando, rápidamente camino hasta la puerta de Jane y la abro. Jane permanece sentada en el asiento mirándome atónita y creo ver sus mejillas ruborizadas.

Me encanta verla así...

Le extiendo mi mano, tratando de ser lo más caballeroso.

—Ven.—le digo.

Jane se lo piensa un poco pero sigilosamente toma mi mano haciéndome sentir esa extraña corriente en todo mi cuerpo y en lo más profundo de mí. Sus ojos no se apartan de los míos. Podría decir que sus ojos bajo la luna lucen aún más hermosos, parecen el mismo cielo.

Cuando baja, cierro la puerta y caminamos hasta la cabaña donde se encuentra Doña Flor. No dejo de mirar a Jane, sus ojos miran asombrados la enorme cabaña. Jane me pilla observándola y ese color rosa vuelve a sus mejillas. No me había fijado en que nuestras manos se habían quedado enlazadas y mi corazón me traiciona.

Santos cielos... ¿Qué es lo que tiene ella que causa esto tan jodidamente inexplicable en mí?..

Ella también se percata y observa nuestras manos. Pensé que iba a soltarla, pero no. Ese carmesí de sus mejillas se encienden más.

Justo llegamos al frente de la cabaña.

—¡Marquito, querido!—me saluda Doña Flor con efusividad. Le doy una sonrisa y le extiendo mi mano libre ella la toma.

—Es un gusto volver a verla, Doña Flor.

—Ay pues el gusto es mío, mi niño—mira a Jane y le sonríe extendiéndole la mano—. ¿Y quién es esta bella jovencita?.

Jane me mira de reojo y avergonzada baja la cabeza sin saber que decir. Instintivamente apreté su mano y ella me volvió a mirar.

—Ella es Jane, mi chica...



Jaja ¿Qué?...

Bajo Tus Encantos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora