Capítulo 64 - Sólo Abrazame

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Marco

La linda risa de Jane hace que mi corazón salte violentamente en mi pecho. Como me encantan los extraordinarios sentimientos que esta mujer causa en mí. Jamás pensé sentirme tan completo con ella.

Quién lo diría.

Recuerdo cuando había aparecido aquella mañana en mi casa. Me encantó desde que la vi, ahora puedo admitirlo. El mar de sus ojos me cautivaron, su piel tersa, su cabello castaño, sus carnosos y deliciosos labios, toda ella. Agradezco a la vida por ponerla en mi camino.

–Fue por tu culpa y de tus encantos...–la acuso divertido, aún encontrándome completamente desnudo después de haber tenido uno de los mejores momentos de mi vida, con ella.

–¿Perdón? La culpa es de ambos, tú igual me tentaste.–se defiende. Volteo a verla y está mirándome fijamente el trasero. Yo igual la observo y sonrío como idiota al notar que sigue completamente desnuda como yo. Es tan perfecta. Me encanta la confianza que ya tenemos.

Jane parece ruborizarse al notar mi mirada en su grandioso cuerpo. La veo agacharse para ponerse su diminuto short de algodón, aún puedo ver sus lindos senos, sólo hasta que se pone la blusa.

–Si supieras lo mucho que me encantas...–le digo sinceramente y ella sonríe nerviosa mientras se agacha otra vez y me lanza mi pantalón.

–Póntelo, no puedo concentrarme si estás así...–me señala y yo arqueo una ceja.

–¿Te pone nerviosa verme hacer chocolate caliente mientras estoy desnudo?.–la molesto y ella asiente entre excitada y nerviosa. Me pongo los pantalones. Por suerte el chocolate no se quemó, así que procedo a servirnos una taza a cada uno y llevarla a la mesa. Jane me imita llevando las galletas. Ambos nos sentamos y ella se sobresalta cuando me acerco a su rostro y atraigo más su silla hasta a mi lado. Antes de alejarme planto un rápido beso en su boca.

Ella sólo me mira embobada y yo a ella. Somos dos locos enamorados. Los dos tomamos nuestro chocolate tranquilamente y en silencio, para nada incómodo. Quiero atesorar este momento para toda mi vida.

–Estás muy callado...–dice dándole un mordisco a su galleta.

–Sólo estoy disfrutando el momento en tu compañía, es lo mejor del mundo.–acaricio su mentón.

–También me gusta pasar tiempo contigo, Marco... Te extrañé mucho.–dice ella apretando mi muñeca, haciendo que mi mano se aferre ahora a su mejilla. Noto sinceridad en sus palabras, pero también noto tristeza y eso activa mis alertas.

–Jane, puedes contarme lo que te pasa, amor. ¿Qué pasó con tu madre?.–la veo suspirar pesadamente, como si le costara articular alguna palabra.

–Es un tema de lo más complicado, no sé si deba contártelo...–agacha la cabeza como si estuviera en un dilema. Arrugo mi entrecejo confuso.

–Jane... Sé que llevamos poco tiempo siendo una pareja. Pero siento que te conozco más que a nadie en esta vida. Supe que algo no andaba bien desde que me fui a New York. Sea lo que sea que te esté pasando, me preocupa y mucho. Si estoy aquí es por ti, necesito saber que estás bien, que sepas que puedes contar conmigo y confiar en mí, preciosa.–la tomo de la cara haciendo que me mire y mi corazón se encoge al ver una lágrima pesada bajando por su mejilla. La detengo con mi dedo.

–Tres días después de que te fuiste, mi mamá apareció en casa de mis abuelos. Me dolió verla después de muchos años, no quería estar cerca de ella. Pero después que nos contó lo que había pasado en realidad con respecto a su abandono, entendí muchas cosas.–Jane se toma del pelo suspirando, intentando no derramar una lágrima más.

Bajo Tus Encantos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora