Capítulo 3 - ¿No Es Muy Atrevido?

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Vergüenza, vergüenza, eso es lo que siento en estos instantes. Sus palabras me tomaron desprevenida. ¿Qué si vine a una fiesta de playa?, ¿Pero qué tiene mi ropa?. No logro pensar bien, aún escucho esas palabras retumbando en mi cabeza y su ronca voz decir aquello. No se ni que me ha impresionado más.

Lo dejo de mirar y me observo con vergüenza. ¡Sólo tengo unos malditos shorts! ¿Qué tiene de malo?, no estoy en bikini.

Trago saliva y le vuelvo a mirar, este tiene una mirada fría y arrogante.

—¿Perdón?. —pregunté desentendida. Marco se cruzó de brazos.

—Es mejor que te vayas quitando esos diminutos shorts, para que te pongas algo decente y puedas trabajar, de lo contrario te vas por donde viniste. —dijo dejándome desconcertada.

—¡Marco! —gritó su abuelo.

¡Tierra trágame en este mismo instante y escúpeme en mi humilde apartamento! .

¿En serio él me está diciendo esto? ¡Me está humillando!.

—Jane apenas llega y no sabe las normas de esta casa, ¿Por que la humillas de esta manera, Marco?. —dice el señor Jetro molesto.

Marco me observó con frialdad y luego miró firmemente a su abuelo.

—Es mejor que vaya aprendiendo desde ahora cuales son las reglas, y la primera es usar el uniforme personalizado de la casa, si así no lo desea, que se de la vuelta y se vaya. —Espetó.

Conté hasta diez en mi mente. En ningún maldito momento me dijeron que tendría que usar ropa de sirvienta. Si hubiese sido así me hubiesen dado el uniforme desde que haya pisado aquí.. ¡Apenas es mi primer día joder!.

Calma Jane, calma...

—Pues esa regla la pongo yo -—dijo el señor. Su carácter es duro, —Ya te puedes marchar, Marco.

Marco asintió de mala gana, pasó por mi lado como bola de humo y pude percibir un rico olor de fragancia cara. Lo escuché cerrar de un portazo.

—Disculpa el mal rato querida, sobre lo del uniforme.. descuida. No es necesario que lo uses, hija. —habló rompiendo el momento incómodo. Negué con mi cabeza.

—Está bien, para mí no es ningún problema usarlo. —sonreí honesta. La verdad no me importa, lo único que quiero es trabajar y nadie me lo va impedir, ya son muchos trabajos que me han negado, así que la contraria no seré yo. No dejaré este trabajo por nada, ni por nadie.

El señor asintió y me dio una sonrisa amable para luego posar su vista en la pelinegra, que por cierto, se llama Esmeralda y es hermana del amargado ese.

Esmeralda está tan concentrada en su celular que tal vez ni se dio cuenta del incómodo momento que me hizo pasar el bruto ese...

Sí amargado, bruto, imbécil e irrespetuoso, Marco.

—Esmeralda hija —la llamó, Jetro. Esmeralda no lo escucha, sus dedos están muy concentrados en la pantalla de su móvil y unas risitas y sonrisitas emanan de ella, —¡Esmeralda, coño!. —Esmeralda de inmediato lo miró y casi deja caer su IPhone.

Me sorprendí por el tono en el que le habló.

—Lo siento abuelo, no te había escuchado. —rió apenada.

—No pues claro, no sé cuando me presentarás al afortunado. —dijo el señor Jetro con una sonrisa. Esmeralda sonrió con nerviosismo.

—Abuelo, ya te dije que no tengo novio.

Bajo Tus Encantos © Where stories live. Discover now