Capítulo 5 - Me Siento Violado

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Tuve que tragarme con pesar todas mis palabras. Todas esas palabras que me hubiese gustado echarle en la cara.. Pero me contuve. Necesito el trabajo, lo necesito como nunca. No puedo defraudar a mi hermana, no puedo permitir que tenga un futuro de mierda como yo. Yo la ayudaré, se lo prometí. Juré que iba a tener un buen vivir, que iba a estudiar y ir a la universidad. Yo se lo prometí y yo si cumplo mis promesas. Trabajaré para ella, así tenga que dar mi vida.

Este trabajo es el mejor que he encontrado hasta ahora, este promete seguro y muy, muy buen dinero. Sin embargo en los otros trabajos que he estado solo me daba para pagar la electricidad, el servicio de internet y para entrarle algo a la despensa. Nada comparado con este trabajo.

Tendré que soportar todo si quiero estar aquí.

Vi a Marco.. digo... "Al señor Marco" entrar a la que si es la oficina de Don Jetro. Y no se ni que hacer, iba a entrar para ver que se le ofrecía a Jetro. Pero su nieto acaba de entrar y no pienso cruzarme con él de nuevo.

—Pensé que estabas con mi abuelo. —La voz de Esmeralda me hizo girar.

—Iba a entrar a la oficina. —dije. Pero en realidad estaba pensando en entrar sí o no.

Esmeralda sonrió, —El abuelo se encuentra en el jardín, no en la oficina. Tendrás que caminar mucho, porque a mi abuelo no le gusta estar tanto rato en un sólo sitio. —recibí alivio al saber que no está en la oficina.

—Pues ya lo alcanzo. —sonreí.

Esmeralda asintió y pasé por su lado para ir al jardín. Caminé por donde mismo vine, hasta llegar a la puerta principal. La abrí y al salir choqué con algo o ¿alguien?. Caí hacia atrás y escuché el fuerte estruendo de algo romperse.

—¡Maldición NOOO, mis hermosas vajillas!. —escuché la voz chillona de una mujer. Me levanté con torpeza del suelo y miré las vajillas hechas añicos en el suelo.

Esto no puede estar pasándome a mí. —Me digo.

Sin mirar a quien está enfrente de mí, empecé a recoger los pedazos de porcelana.

—Cu- cuanto lo siento, disculpe, no me fijé por donde iba.. Yo de verdad.. Lo sien..

—Sshhh, ¡cállate la boca!, esto no lo paga tu estúpido perdón—Chilló señalando los pedazos—. Oh cielos, mis hermosas vajillas de porcelana. —dijo con melancolía.

Me quedé observando a la mujer con cautela mientras esta se agachaba para recoger los pedazos con dolor.

Es una señora de algunos 40 o más años. Su cabello es muy largo y es de un color negro como el de Esmeralda y Marco. Su piel es fina y blanca lo cual se me es difícil saber si estoy acertando con su edad, parece más joven.

Seguí recogiendo los pedazos y de repente su mano me detuvo por la muñeca, la miré a los ojos, a sus ojos azules, son de un color azul oscuro intenso que la verdad dan un poco de miedo, no por el color sino por como me mira.

—¿Quién eres tú?. —espetó molesta. Hice una mueca de dolor al sentir el roce de sus uñas en mi piel.

—Jane Catherine Wilson. —respondí sin sostenerle la mirada, es imposible mirarla tanto a los ojos.

—¿La nueva sirvienta del viejucho? —preguntó y me sorprendí al ella referirse así a Don Jetro.

—Sí, sí. Apenas entro. —dije observando sus gestos con cautela. Su ceño se frunce y escucho maldecir en voz baja.

—Si no te hubieras presentado a Jetro, te hubiese echado de patitas a la calle, ya me arrepiento de haberte dado ese trabajo. —Sus palabras y el momento me hicieron tener una especie de deja vú.

Bajo Tus Encantos © Where stories live. Discover now