Capítulo 20 - Jodidamente Peligroso

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Marco Méndez

Al darme cuenta de que había llegado el mejor amigo de mi abuelo y quien parece ser su esposa, me duché y escogí unos vaqueros negros y una camisa azul para estar bien representable. Me aliste rápidamente y bajé.

Bajé las escaleras enrollando mi camisa hasta los codos, prefiero usarlas así. Miré al frente y habían un par de maletas, al parecer van a pasar unos largos días aquí.

La verdad esto de las visitas me acojona un poco, pero siendo el mejor amigo de mi abuelo... La verdad no me importa, de echo, estaría encantado de conocer al único hombre que se ha acordado de mi abuelo.. Digo, creo que sería para ese hombre una responsabilidad visitarlo si fue él quien le salvó el pellejo.

Veo a Bianka cruzar por enfrente de mí con dos vasos de cristal en sus mano.

—Bianka..—le hago seña con los dedos llamándola. Se me acerca cautelosa.

—¿Sí, señor?. —espera a que responda.

—Entonces.. ¿Es el general quien vino a visitar a mi abuelo?. —pregunté y ella asintió.

—Sí, efectivamente, él y su esposa.

Miré hasta la sala y los alcanzo a ver, paso al lado de Bianka y me dirijo hasta ellos. Mientras me acerco observo al abuelo muy alegre y ellos hablan con entusiasmo. Hace tiempo no veía al abuelo sonreír así, eso verdaderamente me alegra.

Al posarme enfrente de ellos, un par de ojos azules vuelan hasta  mí y me sorprendo..

¿Por qué se me hacen tan reconocidos?

La guapa señora me sonríe y le devuelvo una corta sonrisa, el general se percata de mi presencia y en lo primero que me fijo es en su traje, sí que parece todo un general de la marina. Lo veo levantarse y lo miro a los ojos y desde que los veo llega a mi mente... Jane.

Sus ojos son casi del mismo color que los de ella..

Mejor deja de pensar boberías, Marco.

—Samuel, él es mi nieto Marco, hijo de Andrés. —me presenta el abuelo Jetro y el general me extiende la mano, educadamente la tomo y la aprieto mirándolo a esos.. Ojos.

—Es un placer, general, mi abuelo me ha hablado mucho de usted.

—Para mí también es un placer conocerte muchacho, eres el primer familiar de mi amigo Jetro que conozco. —dijo con honestidad y le doy una sonrisa de boca cerrada.

—Pues que privilegio —alzo las cejas y observo a la señora de cabello castaño, —¿Y esta hermosa mujer?. —pregunté brindando mi mano y ella la tomó.

—Es Mónica, mi señora esposa. —responde el general con orgullo. Alzo la mano de a mujer y planto un beso en la parte de atrás, ella sonríe alagada.

—Mucho gusto, hijo. —asiente sonriente.

—El gusto es mío, quiero que sepan, que nos honra su presencia, y que son más que bienvenidos en esta casa. —digo tratando de ser lo más educado, todo esto lo hago por mi abuelo, porque honestamente, no suelo ser muy gentil.

—Muchas gracias. —dijeron al mismo tiempo.

—Me encantaría quedarme otro rato más con ustedes, pero tengo cosas que hacer, ya tendremos tiempo para hablar. —me excuso y estos asienten.

—Por supuesto, hasta luego. —acabó diciendo la señora y me retiré brindándoles una sonrisa, más al abuelo que me mira orgulloso y feliz, sé que le gustó mi exagerada educación.

Esmeralda me dejó las llaves de su coche y lo agradecí, en este momento me apetece salir y disfrutar el día, no pretendo quedarme y aburrirme con historias de guerras y armas.

Camino hasta la cocina y me pregunto dónde estará Jane. ¿Se estará escondiendo de mí? ¿Por lo que pasó hace unas horas?. Sonrío al recordar su candente cercanía y su respiración agitada, sus labios con los míos, en contacto, en total sincronía, su trasero contra mi erección...

Deja esos pensamientos, Marco, que despiertas a tu amigo.

Oh, castaña... No sé qué me estás haciendo.

Unas voces me sacan de mis excitantes pensamientos y me dirijo por donde se escuchan, me detuve en la puerta de la terraza al ver a Jane y a Bianka sentadas hablando, de inmediato me escondí detrás de la puerta.

—No sé... Creo que no podré. —habla Jane y hay preocupación en su semblante.

Bianka pone los ojos en blanco y le sacude los hombros.

—¡Di que sí, no desaproveches esta oportunidad, mujer! —le riñe y Jane la observa por unos minutos.

—Que no.. —dijo Jane.

—Que sí. —ataca Bianka.

—Que no.

—¡Que sí!.

Joder.. ¡¿De qué mierda hablan?!

—¡Okey! Está bien. —accede frustrada y Bianka aplaude como una foca loca, literal.

—¡Yeii! Sabía que te iba a convencer.

—Tendré que resolver algunas cosas primero... —masculla Jane.

Ya me tienen con la incógnita.

—Perfecto, sí quieres podemos ir a buscar las cosas que necesites por estos días, te puedo llevar en mi coche que es más rápido que el tuyo, sin ofender—ríe maliciosamente y Jane le da un codazo—,¡Auch!.. y pues aprovecho y conozco a tu hermana.

Vaya.. Jane tiene hermana. ¿Desde cuando estas dos son tan amigas? Y joder.. ¿Qué cuchichean?.

—Está bien, sólo iré a recoger algunas cosas y venimos. —¿Venimos? ¿Vuelve?.

—De verdad te agradezco un montón, Jane, no sabes cuanto. —dijo tomando sus manos y Jane le sonrió.

—Le pediré el permiso a Jetro cuando vayas a instalar a los invitados en su respectiva habitación. —aclara y Bianka asiente.

—Está bien, iré ahora mismo. —Bianka se levanta y me camino rápidamente hasta la cocina y disimulo tomar agua cuando cruza por mi lado, pero por segunda vez en esta mañana la detengo.

—¿Saldrás, Bianka?. —pregunté y hay confusión en su rostro.

—Eh, sí, eso creo señor. —me mira directamente—¿Por qué? ¿Se le ofrece algo?.

No suelo hablar mucho con Bianka, lleva un año en esta casa y nunca crucé palabras con ella, sólo cuando llevaba mi desayuno al comedor o a la recamara que le decía Ponlo ahí”, esas dos palabras son muchas. Mirándola bien, es una muchacha muy bonita, no le debe de llevar mucha edad a Jane, es muy joven.

—No, es sólo que me pareció haber escuchado a alguien decir que saldría y volvía.. —buen punto, Marco.

—Pues, sí—parece que va a hablar—, le pedí a Jane que se quedara aquí por los días que estarán el señor y la señora, es que necesito ayuda en la cocina y otras cosas.. Pero descuide, no dejará de atender a Don Jetro.

¿Jane se quedará días aquí? Eso suena jodidamente peligroso para mí, pero...

No puedo negar que no está nada mal la idea..

Oh no, nada mal.

...

Sigan al próximo cap

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Bajo Tus Encantos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora