Capítulo 4 - No Te Lo Perdonaré

3.3K 252 15
                                    

Marco Méndez

Caminé por la sala para dirigirme a la oficina del abuelo. Me pidió que le trajera unos papeles que estaban encima de su escritorio y voy a por ellos.

Al llegar al pasillo me descompongo repentinamente...

Mis ojos pueden apreciar la hermosura que hay delante de ellos. Su hermoso cabello castaño está amarrado en un cebolla y varios mechones caen por su frente y orejas, su cuello delgado que tienta a hacer cosas prohibidas.. Y me cuesta tragar saliva cuando miro ese maldito vestido ceñido a su cuerpo.

Su cuerpo parece el de alguna modelo, su cintura fina y su abdomen plano. Y esas piernas que tiene... Es delgada pero tiene todo en su lugar.

Jane toma el mango de la puerta. Atrevidamente bajo mi mirada a su trasero y esta parece sentir mi sofocante mirada y se gira. Veo un color carmesí tornarse en sus mejillas. Pero no me deja observarla mejor y se gira para entrar por la puerta.

—¿En serio?. —La detuve para que me explique por qué lleva ese vestido, que prácticamente la hace lucir desnuda. Jane al instante me miró y parece tensa.
—¿Qué?. —prácticamente susurró. Señalé su vestido mientras arqueaba una ceja.

—¿Ahora a dond..

—Era el único que me servía, ¡puedes ahorrarte tus jodidos insultos!. —Me interrumpió sorprendiéndome y entrando rápido al cuarto cerrando de un portazo.

¿Cómo se atrevió a hablarme así?, admito que estoy asombrado, no esperé eso. Pero no se lo volveré a permitir, ¿Quién se cree?.

Voy a esperar a que salga, al parecer se confundió de puerta y pensó que era la oficina de mi abuelo. Muy inteligente, Jane. Se tendrá que disculpar por hablarme así y si es necesario esperar, aquí parado estaré hasta que salga.

Entro mi mano en mi bolsillo trasero y saco los cigarros, tomo uno, lo pongo en mi boca y lo enciendo. Me acerqué más a la puerta y puse mis manos al rededor de ésta. Doy una calada y al instante de soltar el humo, la puerta se abre rápido y Jane se para en seco al verme cerca. Con mas gusto solté el humo en su cara.

—¿Huías?. —pregunté mirando mi cigarrillo. Jane empezó a toser por el humo y sin verlo venir me lo arrebató para tirarlo al suelo. Fruncí el ceño, —¡¿PERO QUÉ COÑO TE PASA?!. —grité cerca de su cara.

—Odio que alguien esté drogándose de cigarro mientras está cerca de mí. —habló como si nada cruzándose de brazos.

¡No me jodas!, ¿pero quien carajo se cree?.

—¡Esta es mi maldita casa y yo hago lo que se me venga en gana en ella!. Tú en cambio eres una simple empleada que entró a trabajar hace menos de una hora y ya te crees una reina. Que odies el cigarro no me importa, ¡me sabe a mierda lo que pienses y digas!, pero tú óyeme bien.. No eres quien para impedirme nada, soy hijo de la mujer que te dio el puto trabajo y yo te puedo poner de patitas en la calle si no te comportas. ¿te quedó claro?. —dije alterado. Mientras ella permanecía callada mirándome a los ojos como si pensara en algo.

Su mirada desafiante cayó y la vi pasar saliva hasta que empezó a asentir repetidas veces con la cabeza.

Joder, es tan hermosa.

No es suficiente.

—A ver, quiero escucharlo de tu boca. Repite.. "Lo siento señor Marco, esto no se volverá a repetir". —dije esperando su respuesta. Pero no llega. Resoplo molesto porque no habla.

—¡Repite lo que dije!.

—Lo siento.. señor Marco, esto no se volverá a repetir. —Habló cabizbaja. Sentí satisfacción y quité mis manos de la puerta.

—La próxima vez no te lo perdonaré, ¿entendido? —dije con voz calmada. Sus ojos se posaron en los míos y asintió.

—Entendido...

Me giré y entré a la oficina de mi abuelo.







Que pesao ¿No?.

Bajo Tus Encantos © Where stories live. Discover now