Capítulo 12 - Su Novio

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Marco Méndez

Mi mente aún procesa una y otra vez las palabras de mi padre.

"Serás descendido de tu puesto en la empresa".

No puede ser cierto que haya perdido mi puesto de trabajo en la empresa, di todo para obtener la confianza de mi padre, para poder administrarla correctamente. Puse mi esfuerzo y dedicación en esta.. Para que todo ahora se haya ido a la mierda.

Pero eso es lo de menos, lo que más me duele, lo que se clavó como un puñal en mi corazón fueron las últimas palabras de mi padre con decepción y lamentación en sus ojos.

"Quiero que tomes tus cosas y te vayas de la casa"

Aún siento mi estómago calentarse con solo recordar sus frías palabras. Fue como como si me hubiesen echado un balde de agua fría en la espalda. Hasta ese momento pude ver con claridad a lo que temía, alejarme del lugar en que crecí, al dejar mis recuerdos allí y sobre todo, alejarme de mis seres queridos. Hasta hoy pude abrir los ojos y ver que no soy nadie sin ellos, pero ya es muy tarde.

Cuando salí de la casa me dirigí a un hotel que queda en una zona urbana. Habían muy cerca algunas casas grandes y algunas pequeñas, no me importa estar en lugares urbanos como estos, la verdad ahora mismo no me importa nada.

Después de unos momentos de bajar mis cosas y subirlas a mi habitación, me senté en la cama y bufé poniendo mis codos en mis rodillas. En estos momentos me siento vacío, solo, torpe e inútil. Mi cabeza hasta me empieza a latir de dolor, la tanta tensión que estaba pasando no era pequeña.

Tomé de mis pantalones la caja de cigarros y un encendedor. Encendí uno y le di unas cuantas caladas. Luego de tanto pensar y darle vueltas a las cosas no lograba asimilar lo que pasó, fui un imbécil al estar con Casie.

Mi celular da unos cuantos timbrados y lo saco de mi pantalón. Me molesto al instante al ver que es ella, pero igual la descuelgo.

—¿Ahora que quieres?—dije en tono de molestia.

Quiero saber dónde estás, quiero que hablemos sobre lo que pasó, puedo arreglar la..

¡Y arreglar la puta mierda!. —grité cabreado. Ahora lo que menos quiero son sus excusas.

Marco, lamento mucho lo que pasó, yo no debí entrar a la oficina. Todo fue por mi culpa y quiero arreglarlo, no te quiero perder..

¿Perderme?, nunca me has tenido, Casie. Es mejor que te alejes y no me vuelvas a llamar, ni buscar, no quiero causarle algún otro problema por mi culpa a mi padre.. Ni nada que tenga que ver con la empresa. Así que olvídate de mí, porque ya tú para mí, no existes. —colgué y tiré mi celular a la cama.

Pasé mis manos con frustración por mi cabello y solté un largo suspiro. Tomé las llaves de mi coche y bajé para proseguir a montarme y ir a un lugar a olvidarme de todo.

Al llegar al club me bajo con pesar de mi coche. Me registro rápidamente y entro. La música estaba al tope, las personas bailaban y se movían felices sin importarles nada. Bagué como alma en pena entre en medio de todos, pasé por el lado de una pareja casi chocando con ellos, pero le resté importancia y seguí hasta una mesa cerca de la barra.

De inmediato se me acerca una chica muy guapa y puedo ver que es una de las meseras aquí en la zona VIP.

Me sonríe coquetamente y arregla su escote.

—Desea algo, caballero.

La miro seriamente y su sonrisa desapareció.

—Quiero alcohol. —dije sin importancia. Asintió y se dirigió a la barra.

Bajo Tus Encantos © Où les histoires vivent. Découvrez maintenant