Capítulo 16 - El Hombre Que Amo

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Marco Méndez

Mi celular... —escuché a Jane susurrar del otro lado de la línea. Reí en mi interior.

Al parecer cuando estaba hurgando en su bolso se le cayó en el sofá. Por suerte lo vi antes de marcharme y lo tomé, después de algunos chequeos, tratamientos y recetas, pude salir del hospital y ahora me dirijo en taxi al hotel que estoy hospedado.

De camino no pude evitar revisar su pequeño celular, no tenía contraseña, así que entré a sus contactos y pude ver algunos, pero el que más me llamó la atención fue el que decía; "Hermanita Piojito". Llamé de inmediato y sí, pude contactarme con Jane.

—Que celular más extraño. —me burlé.

No te burles, te aseguro que es muy bueno. —dijo sastifecha.

—No me digas. —ironicé.

Sí te digo, quiero mi celular... —reclamó molesta. Tal vez sigue furiosa por la discusión que estábamos teniendo esta mañana.

—Si lo quieres ven por él. —dije serenamente.

¿Qué? ¡No! No quiero volver al hospital y mucho menos verte... Puedes dárselo a mi tía, creo que la conoces.

Me temo que no se podrá.. —mascullé divertido.

¿Qué? No me digas que te gustó y ahora te quieres quedar con él.

Reí en mi interior.. "Que ocurrente".

—No, descuida, no me gusta lo barato. —aclaré.

La escuché resoplar y tomar aire.

No estoy para humillaciones, quiero mi celular.. —su voz es suave.

—Bien, ven por él...—dije soltando el aire de mis pulmones y sentí una punzada en mi abdomen, el dolor se ha calmado por los medicamentos, pero los golpes permanecen.

¿Es en serio? No estoy para bromas, quiero mi celular, dáselo a mi tía. —replicó otra vez.

—Ya te dije que no se podrá, tienes que... —iba a terminar la oración pero su tono de voz me interrumpió.

¡Ya te dije que no estoy para bromas! ¡Quiero mi puto móvil ya!. —gritó alterada. Esta chica no deja de sorprenderme.

—Veo que sigues siendo la misma maleducada que conocí —solté el aire que estaba contendiendo—. Tendré que pasarte la dirección por mensaje, porque contigo no se puede hablar.

Espera.. ¿Qué dirección?.. —la escuché preguntar, pero de inmediato colgué.

Rápidamente escribí la dirección del hotel y se la envié al mismo número del que llamé.

Los minutos pasan volando y al fin me encuentro en el hotel, termino de entrar a la habitación y me siento en la cama estresado. Me tomo del cabello frustrado y presiono mis codos en las rodillas.

No sé por cuantos minutos me quedé pensando, dándole vueltas a las cosas... Joder.

Me levanté de la cama y tomé mi chaqueta negra del pequeño mueble, saqué una caja de cigarros y el encendedor, tomé un un cigarrillo, lo encendí y le di unas cuantas caladas, esto definitivamente me calma.

Me quedé embelesado frente a la cama cuando me fijé en mi celular, caminé hacia él y lo tomé. La pantalla se ilumina y mis ojos se fijan en la cantidad de llamadas perdidas que tengo, partes son de la empresa, y otras de mi madre, el abuelo, Esmeralda y Casie.. Creo que hay más de ella.

Bajo Tus Encantos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora