Capítulo 28 - No Te Importa

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Marco Méndez

¿Que si es un privilegio haber conocido a esta mujer? Sí, un jodido privilegio.

Aunque trate de taparlo, aunque trate de inmutarme, no lo lograré ocultar. Jane me vuelve loco.

Joder... Como nunca pensé que nadie podría hacerlo

Desde ese momento en que puso un pie a la oficina del abuelo, supe, saboree, que tenía algo que me atraía. A demás de un par de ojos grandes verdes mezclado con un llamativo azul que cautiva a cualquiera, su piel tan tersa y suave como un algodón de azúcar, sus labios tan rosados y esbeltos, tan apetecibles.

Mierda...

Su cuerpo como un monumento de únicas y originales bellezas, de pies a cabeza. No podría ser más perfecta. Pero a parte de esos preciosos atributos, lo que más me atrae es su valentía, su desafío hacia mí. No me tiene miedo, o al parecer a nada. Es lo que me encanta de ella.

Sus brazos se aferran a mis hombros mientras la acorralo en la pared, por lo tanto sus piernas están alrededor de mi cintura. Sus labios no dejan los míos y gruño al sentir el roce de su lengua con la mía.

Rayos.. esto se siente tan bien

Mis manos no dejan de acariciar su suave piel y mi excitación crece cada vez más, el beso es tan profundo, tan sincero que me siento como nunca antes, nunca en mi puta vida había sentido tanto con un beso. Sus labios se mueven con deseo junto a los míos, cada caricia de ellos despierta en mí algo indescriptible, algo que llevaba dormido, admito que estoy asustado.

Me sorprendo cuando Jane baja sus manos de mis hombros y desesperadamente toma el borde de mi camiseta para alzarla lentamente mientras sus dedos se deslizan por mi abdomen.

Su toque es terriblemente enloquecedor

Sus labios se separan de los míos y abro los ojos para observarla con detalle, sus ojos me miran y el color de estos me parecen aún más claros, más vivos. Mierda, es tan hermoso verla ruborizada, sus mejillas ardiendo de deseo, de placer. Mis ojos decienden lentamente por sus cuello para posarse en su pecho, lleva un sugetador de encaje de un color púrpura oscuro, su piel en la zona de sus senos se ve aún más suave, mis labios reclaman estar besando cada parte de ellos. No puedo esperar.

Al momento que Jane quitó mi camiseta, la tomé de sus muslos y caminé con ella hasta la encimera de la pequeña cocina. Rápidamente sus manos toman mi rostro y me besa, mis manos viajan por su espalda hasta su cadera y de su cadera hasta su trasero. Jane se arquea ante mi toque y gemimos cuando lo aprieto con deseo.

Dios, me encanta

Dejo sus labios y ella parece captar mis movimientos, instintivamente tira su cabeza hacia atrás y me da acceso a su largo y bonito cuello. Su cabello se desató y lo tomo mientras dejo pequeños besos en su cuello, lentamente deciendo y al momento en que beso uno de sus senos se escuchan unos golpes en la puerta.

¡Maldita sea!

Jane salta y la miro a los ojos, parece despertar de un sueño saturado. Sus mejillas se tornan muchos más rojas, pero no es de excitación, está nerviosa. Escuchamos otra vez golpes en la puerta y Jane se baja de la encimera con prisa y pasa por mi lado, pero antes la tomo del brazo y la hago girar para que me mire.

-¿Quién puede ser?-pregunto fastidiado.

Ella pestaña varias veces observándome ¿Nerviosa? ¿Avergonzada? ¿Asustada? Ni idea.

Ella se suelta de mi agarre y corre hasta la esquina donde hace un rato estábamos y se agacha para recoger mi camiseta y tirarmela. Rápidamente la atrapo y frunzo el ceño mientras la veo perderse en el pasillo.

Bajo Tus Encantos © Where stories live. Discover now