Bajo Tus Encantos ©

Capítulo 44 - Mi Nieta

–¿Quieres ser mi novia?

Esto es mucha presión para mí, me siento sofocada, cansada. Este día ha sido muy pesado para mí, necesito estar en paz, en calma, mantener mi mente libre por un momento.

No sé qué pensar ni decir en estos momentos. Sé que debo sacarme de la cabeza a Marco de una vez por todas, pero no lo haré de esta manera... sentiría que estoy utilizado a Chad, no siento nada por él. No sé si algún día podría verlo con otros ojos.

–Es muy apresurada tu propuesta, Chad... no sé qué decir al respecto, te lo juro.–mi mente está en blanco.

–Te entiendo... está bien no seas mi novia, por el momento. Pero por favor, sólo quiero que recibas mis halagos, mi afecto, regalos... permíteme enamorarte ¿Sí?. Te juro que no te presionaré, sólo déjame ser contigo y te aseguro que haré que te enamores de mí.–dice juntando sus manos.

La verdad Chad ha estado ahí siempre conmigo y mi hermana, no nos ha abandonado nunca, siempre me ha demostrado su amor y es un buen chico.

Se merece la oportunidad y mucho más que eso.

–Está bien...–digo rendida.

–¡Ahhhh, siii!–gritó alzando sus brazos al aire.

Río un poco al verlo tan emocionado.

–Aunque creo que no deberías perder tu tiempo conmigo... creo que mereces a alguien mejor que yo para ti.–digo poniendo mi cabello detrás de mi oreja.

–¿Qué dices? Eres lo mejor para mí y punto.–acaricia mi mejilla con suavidad–Te juro que te trataré tan bien que pensarás de otra forma.

Le miro a los ojos y me sonrojo.

–¡Oigan! ¿Qué hacen acá fuera? ¡Vengan dentro!–grita uno de los amigos de Chad, creo que Luis era su nombre.

–Vamos–dice Chad tomándome de la mano y le sigo.

***

Jackie y yo decidimos irnos a casa, eso de las 10:30 pm. Sinceramente la pasamos muy bien en casa de Chad, junto a sus amigos y varios familiares.

Todo el camino a casa iba pensando en llegar y tirarme a la cama y no despertar en 3 días. Me siento muy estresada y con mucho sueño. Y pensar que ya mañana vuelvo a trabajar.

Al llegar a casa de mis tíos aparco el coche en el garaje. Jackie se adelantó a entrar a la casa, mientras yo me quedé cerrando el garaje. En ese momento escuché un vehículo detenerse detrás de mí y al girarme mi corazón se detiene.

Lo veo bajarse del auto con elegancia para luego proseguir a cerrar la puerta del coche y sacar de sus pantalones una caja de cigarros y un encendedor. Atentamente lo veo recostarse de la puerta del coche mientras le da una calada a su cigarro.

Aún permanezco pasmada frente a él, creo que se me ha olvidado cómo respirar.

–¿Gustas un cigarro?–su voz gruesa me trae otra vez a la realidad.

–Creí haber dejado claro que odio los cigarros...–digo intentando no parecer abrumada por su presencia.

–Te lo pierdes...–dice mientras exhala el humo por su boca.

–No creo perderme la gran cosa...–ironizo.

Sus ojos vuelan hacia mí, y me miran de arriba abajo haciéndome ruborizar.