Capítulo 16: Sargas

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Sargas

Sargas salió del pasadizo secreto al interior de los muros del castillo a donde había confinado a su prometida. Descendió sin guardias ni ningún otro tipo de protección en dirección a las mazmorras donde estaban sus aposentos, y al pie de las escaleras que daban al fondo consiguió a uno de los diáconos ungidos de la Sagrada Iglesia de Ara.

—Alteza —saludó este haciendo un reverencia al ver al príncipe—. ¿Se encuentra muy ocupado justo ahora?

—Soy el maldito heredero de esta nación, ¿tú qué crees? ¿Que estaba jugando a las muñecas con mi prometida?

El ardor de su brazo estaba empeorando, la quemaba hasta el hombro y comenzaba a alcanzar la cara izquierda de su cuello. Todo lo que quería era llegar a su habitáculo e inyectarse el doble de la dosis que usualmente usaba para dormir.

—No, alteza, pero...

—Apártate si solo has venido a hacerme perder mi tiempo.

—Me pidió que le informara de cualquier cambio significativo en el cronograma de su padre, alteza. Creo que le convendrá dejarme hablar.

Sargas odiaba retractarse, pero odiaría más perderse una información de aquel calibre. Así, decidió acceder, aunque a regañadientes.

—Te escucho.

—Su padre tiene una reunión importante hoy con los altos miembros de la corte. Incluye a los lords regentes de todas partes de Aragog, los miembros del consejo y la asamblea.

El príncipe heredero frunció el ceño.

—Tengo entendido que él estaría hoy en un evento abierto al público, respondiendo peticiones de sus súbditos.

—Así parecía. Incluso, por lo que se sabe en el castillo y a las afueras del reino, así será. Pero es una cortina de humo. Su santidad Polux está informado de las nuevas intenciones del rey Lesath, y me pidió que se las comunicara. Nuestro Alto Sacerdote estima que ya es tiempo.

—Pero... Necesito entender las intenciones de mi padre para poder proceder. ¿Por qué ocultar algo así?

—Alteza, pensé que esa parte era evidente. El secretismo del rey con esta situación manifiesta sus intenciones con claridad. Él no quiere que usted sepa lo que está a punto de hacer. Mucho menos querría que esté presente. Por eso disfraza el evento como una simple escucha de peticiones, porque conoce su desinterés por ellas.

—De acuerdo. ¿Sabe Polux lo que pretende conseguir mi padre con esta reunión de la corte?

—Por supuesto, alteza, la iglesia debe estar enterada de cada nuevo...

—No me importan tus explicaciones. ¿Qué es lo que sabe Polux? ¿Qué hará mi padre?

—¿Recuerda la copia de la carta que su espía le proporcionó?

—¿Cómo se olvida una cosa así? La leí, analicé y actué en base a ella. Ya está resuelto... Bueno, en parte.

—¿Qué parte le falta?

—Mi hermano. Los padres de la chica Cygnus se masacraron entre ellos, pero la recuperé a ella, que es lo que importa. Las hermanas también siguen libres, o muertas, pero ellas no nos sirven para nada.

—Alteza, me temo que... Si no tiene a su hermano, no tiene nada, y esta reunión podría arruinarlo todo. Todo.

Sargas hizo ademán de lanzarse sobre el diácono para obligarlo a hablar de una vez, pero se contuvo. Sus pactos con la iglesia dependían de que demostrara que era un fiel servidor de Ara, y atacar a uno de sus ungidos sería el declive de todo lo que había conseguido.

—¿Qué Sirios es lo que quiere mi padre?

—Hoy, delante de Ara y su corte, accederá a las peticiones de su hermano Antares en la carta. Reconocerá en su nombre y el de Ara, que Deneb es un reino libre e independiente de Aragog, jurando que él como rey hincará su rodilla ante su hijo para darle nuestra bendición, y aceptación. Establecerá un tratado de paz y comercio, impidiendo futuros ataques a nuestros vecinos que no sean considerados traición y penados con la muerte.

—Maldita sea —musitó Sargas—. ¿Qué significa esto para nosotros luego de lo que acabo de hacer?

—Si su hermano está libre, a pesar de que usted tenga a la primogénita de los Cygnus, él será rey. Y Aragog estaría obligado a quitar a Lyra de sus brazos y devolverla a sus tierras. Y si no se encontrara a la princesa, o usted la asesinara antes, Antares podría desposar a alguna de las hermanas, y usted sería ejecutado por traición.

Sargas asintió, furioso y determinado.

—Actuaremos hoy, no tenemos más tiempo. Avísale a Polux, no quiero sorpresas a la hora de la verdad. Y dile a él también que su momento llegó, y es ahora.

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SE PRENDIÓ ESTA MIERRRRRRRRDAAAAAAAA.

Los amo, axers. Y recuerden: VENDIDA EN FÍSICOOOOO.

Vencida [Sinergia II] [COMPLETA]Where stories live. Discover now