67: Cena en Lady Bird

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Cetus,
sótano de Lady Bird

Leiah no se había sentido así de nerviosa desde el día de su compra. Solo que entonces nadie pagaría por ella, solo iba a conocer a Casa Odagled, la mujer que les dio la vida a ella y a Aquía; e iba a hacerlo con Orión, el hombre que de alguna forma se había involucrado con ambas.

«Mátame, Ara, ya es bastante obvio que te caigo mal».

«Dramática», se burló Sah.

«¿No podrías dejarme inconsciente o algo así?».

«¿Y perderme la diversión?», inquirió el estúpido cosmo en su cabello. «Qué ingenua eres».

Leiah consideró pedirle el favor de matarla a otro, pero desistió de aquella idea decidiendo que tenía que ser valiente. Iba a conocer a su madre. Muchas vendidas matarían por saber siquiera su nombre.

—Pero tú ya no eres una vendida, Leiah —murmuró para sí, el carruaje traqueteando violentamente al estacionarse.

—Ahora hablas sola —señaló Orión en el puesto del frente.

Leiah estaba tan aterrorizada que ni siquiera lo escuchó. Y de haberlo hecho, no tendría el ingenio para responder a sus pullas.

—Debimos habernos traído a Ares —dijo Leiah secando el sudor de sus manos en la falda de su vestido.

—Sí sabes que Ares no es nuestra mascota, ¿no? —inquirió él.

Leiah de nuevo no dio indicios de haberlo escuchado y aceptó la mano del cochero que la ayudaba a bajarse. Henry estaba apostado fuera del vehículo, firme para escoltarla hacia el interior de Lady Bird y defenderla tras cualquier amenaza.

Ella había tenido que vestirse con capucha y sin prendas que llamaran la atención. Asimismo, destinaron el sótano de la casa de vendidas para aquel encuentro. Intentaron tomar todas esas precauciones, incluyendo no llegar volando, para evitar una emboscada.

Al llegar al sótano interior del sótano vio a las preparadoras sirviendo las mesas. No había nadie sentado, para su alivio. Pero sí alcanzó a ver a Ramseh parado contra una pared al otro lado con una copa en la mano.

Alentada por aquella cara conocida, aunque poco amigable, se acercó para saludarlo.

Se apostó junto a él sin verle la cara.

—Señora —saludó él con los labios en su copa y la mirada en la mesa.

—Si he entendido bien, soy tu hermana mayor, así que ya tengo permitido pegarte por menos de eso.

Leiah advirtió de reojo la curva pronunciada en la ceja de Ramseh.

—¿Quién te ha dicho que eres la mayor?

—Me llamas señora, y luces como alguien que está por comerse los mocos.

—No descarto lo de los mocos si la cena de pronto se torna muy aburrida... —Por primera vez él giró para mirar el perfil de Leiah—. Señora.

—Van dos.

Ante el conteo amenazante, Ramseh sonrió al borde de que aquello se tornara en una risa.

—¿Ya lo sabías? —preguntó ella mirando a las preparadoras que dejaban la mesa al tener la comida ya servida.

—Estás jodida del cerebro si crees que alguien podría imaginar algo así.

—Pues no pareces sorprendido.

Él se encogió de hombros justo cuando Orión entraba en el sótano.

Vencida [Sinergia II] [COMPLETA]Where stories live. Discover now