Capítuño 25: Potestad

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Leiah,
la mujer mía

Leiah y Draco se besaron durante tanto tiempo sin parar, que esperaban que en algún momento el hastío los detuviera. Pero ninguno parecía saciarse del otro, porque cada nuevo beso era como una inyección de felicidad.

-Mi león, soy el anfitrión de esta fiesta -recordó Draco con pesar, acariciando las mejillas de su amada, ahora prometida, madame Leiah.

-Hace un momento dijiste ser mío -bromeó Leiah, fingiendo un gesto de decepción.

-¿Quién ha dicho que no puedo ser tuyo allá afuera? No pienso soltarte la mano en toda la noche.

Leiah hizo prisionero el comienzo de una sonrisa bajo una mordida de labios. La idea no solo le gustaba, sino que la llevaba a fantasear con una vida en la que aquel pudiera ser su día a día.

Libre.

Libre de amar y escoger a quién.

Libre de andar de la mano de un hombre que no le diera asco.

¿Cómo pudo considerar una vez que la cima era el primer puesto de una pizarra? ¿Cómo pudo aquella familia que la compró esperar que su alma de hierro se conformaría con ser rescatada?

Porque Leaih no quería ser la damisela que necesitaba un héroe, ella quería ser la villana que pone el cuento a correr en busca de salvación.

Porque en un reino como aquel, cuando naces como Vendida, solo puedes conseguir respeto si antes haces que te teman.

-Tentadora oferta -admitió Leiah a su prometido-, pero debo reconocer que tienes razón. Hay asuntos políticos y monetarios que requieren tu atención afuera. Ya tendrás tiempo luego para tomarme de donde quieras.

Draco negó con la cabeza ladeada mientras decía:

-No sé si en algún momento di la impresión de tener una mente pura y saludable, pero si ha sido así, permítame disculparme, madame. Le advierto que no puede decir esas cosas en mi presencia sin que mi mente divague por escenarios indecorosos.

-Ay, dragón, si he dado la impresión de que busco de usted decoro y pureza, soy yo quien le debe una disculpa.

Con una mano en su cuello, Draco atrajo a Leiah para tomar sus labios como tantas veces había fantaseado, agrediendo su boca con la promesa de la maldad que juntos desatarían pronto.

-Entonces nos vemos luego, mi león. Pero recuerda que puedes buscarme si necesitas cualquier...

-Sí hay algo que quiero de ti esta noche -cortó Leiah.

-¿No puede esperar hasta la luna de miel, madame?

-Draco.

El hombre apretó sus labios para disimular sus ganas de reír.

-Lo siento. ¿Qué quieres de mí?

-Además de todo -agregó Leiah, sonrojando a su prometido por la repentina confesión-, quiero presentarte a mi hermana de Lady Bird.

-Por supuesto, yo... Me sentiría honrado incluso si me presentas a tu almohada, ahora imagina cómo estoy por dentro al saber que quieres presentarme a alguien a quien sientes como familia.

-No es necesario que... ya sabes..., que le digas del compromiso todavía. Bueno, es que es de las que creen que ya estuvimos comprometidos y que vamos a romper eso y es... Demasiada explicación para una noche.

-Entiendo, Leiah, en serio, no te sientas presionada a...

-No, no. Yo acepté esto, no me importa que el mundo lo sepa porque no siento vergüenza alguna de permitirme ser feliz a tu lado. Es que en serio es mucho que explicar y prefiero dejarlo para otra noche.

Vencida [Sinergia II] [COMPLETA]Where stories live. Discover now