64: Fracturas y agua salada [+18]

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He visto comentarios de personas que se sienten incómodas leyendo estas escenas así que cumplo con recalcar que el +18 en el título es una advertencia de contenido. Lo que van a leer a continuación es hot, y muy explicito. Si eso no les resulta inconveniente, busquen sus biblias y disfruten lo que viene.

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En el techo del refugio, Leiah volteó a mirar a Orión en su forma de cosmo. Y es que si ya era difícil quitarle los ojos de encima al ser un simple mortal mandón de incesante ceño fruncido, era todavía más arduo conseguirlo mientras la divinidad de Pegaso endiosaba su piel dándole un brillo sobrenatural, con esas alas magnas que imperaban sobre la cornisa, y ese nuevo mirar que le daba un aspecto invencible.

Leiah odiaba de sí misma tener que usar las alas de Sah, porque fueron las de Aquía. Pero era algo que tenía que atravesar si quería acostumbrarse a los vuelos de largas distancias para poder evitar la fatiga en un instante de vida o muerte.

Por suerte esa vez no estaba disfrazada. Era ella, si es que «ella» era alguien luego de haber perdido su carrera como actriz, a la persona con la que iba a casarse e incluso sus amistades pasadas.

-¿Hacia dónde? -preguntó a Orión.

-¿Conoces el mar?

-¿Qué?

Él la miró.

-Que si alguna vez has visto el mar, Leiah.

-Yo... -Leiah vio todo su alrededor desde donde estaban, como si así pudiera darle un sentido a esas palabras. Pero solo consiguió profundizar su ceño fruncido-. No, no lo he visto.

-Perfecto. -Orión volvió su vista al frente-. Volaremos a Antlia.

-¡¿A la costa?!

-No, al circo.

Leiah entornó los ojos hacia el cazador, lo cual era ridículo. ¿Cómo podía intimidar una bestia como esa?

-Eso tendría un poco de lógica si no interfiriese el nimio detalle de que nos tomará una eternidad llegar -rezongó Leiah.

-A caballo. Pero nosotros vamos a surcar el cielo, Leiah.

-Pero...

-Serán largas horas de viento y frío, sí. Pero por eso vamos de madrugada. Llegaremos para ver el amanecer de un sol decente.

-¿Estás hablando en serio?

-¿Tengo cara de bufón?

Leiah puso los ojos en blanco y se lanzó primero del borde del techo, planeando con sus alas hasta alzarse en vuelo y volver a la altura de Orión.

-¿Tú guías? -le preguntó.

-Me lo pones demasiado fácil, Leiah. ¿Cómo no quieres una respuesta sardónica cuando la pregunta es así de absurda?

-Sarkah.

Leiah atravesó el cielo nocturno como un cometa blanco, seguida de cerca del cazador que pronto la adelantó para marcar el camino como lo hacen las estrellas para los astrólogos.

Llegaron a una de las fronteras marítimas de Áragog más retiradas de la civilización, una de las que no estaba comercializada ni llena de muelles, barcos, pescadores, mercaderes y casas costeras. La arena tenía tal blancura que parecía una laguna de perlas, y el agua de un verde tan pálido que transparentaba los corales como un cristal.

Leiah sobrevolaba agotada, sudada a pesar del frío y el viento, pero no había cansancio en el mundo que fuese rival para su asombro. Por primera vez, la ex vendida de Cetus miraba a la cara la monstruosa magnificencia del mar.

Vencida [Sinergia II] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora