Capítulo 15: Odio profundo

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Leiah

Leiah entró al despacho de Draco un par de días después de firmar para la gira de El retrato de Dorian Gray.

—¿Qué vestido te parece mejor para mi entrada triunfal a Hydra, tierra de mariposas y girasoles?

Le enseñó primero el de la mano izquierda, un vestido de chifón con corpiño ajustado desde la cintura hasta los senos, perfecto para dibujarle una figura de vértigo. Tenía largas mangas de encaje con un bordado de mariposas negras. Más allá de sus caderas, la falda descendía en un degradado de color que alcanzaba el bronce, el dorado y finalizaba en un volado amarillo con los pétalos de un sol radiante.

En la otra mano, llevaba una pieza más vaporosa hecha de copas de seda salmón y durazno. Su diseño imitaba los que usaban las bahamitas, entrecruzando la tela para que solo cubriera el pecho en un escote mariposa, dejando al descubierto el abdomen y una caída libre de la falda desde las caderas hasta el suelo.

—Ambos son hermosos, Leiah, pero me temo que no podrás usar ninguno —pronunció Draco sin hacer contacto visual, fijo en los papeles de su escritorio.

—¿Qué? —inquirió ella, y solo entonces él la vio, con un deje de cansancio y frustración.

—Siéntate, por favor.

Por supuesto, Leiah ni siquiera consideró la oferta. Puso las manos sobre el escritorio de Sagitar y lo miró a los ojos demandando una respuesta inmediata.

—Eso pensé —rezongó él—. ¿Sí ves lo que tengo alrededor?

—Papeles.

—Periódicos. Revistas. Folletos. Y muchas, muchísimas, cartas. No te gustará ninguno.

—¿Por qué, qué dicen?

—En su mayoría todas son en consecuencia a un artículo que se publicó en La voz de Cetus en estos días.

—¿Qué? Nadie lee ese periódico, ¿por qué hay tantas racciones a un artículo que salió de allí?

—Tardó días en tomar el alcance que hoy tiene, pero dudo mucho que se vaya a calmar con el vuelo que ha agarrado. Lamento tener que hacer la comparación, pero efectivamente el artículo se ha convertido en un virus.

—¿Y está entre tus misteriosas intensiones comunicarme algún día lo que decía, y por qué me concierne eso a mí?

—Te concierne a ti más que a nadie. —Draco suspiró, resignado, como si hubiese guardado esperanzas hasta entonces de no tener esa conversación—. El artículo se llamaba «Madame puta».

Leiah tragó en seco. Lo primero que le afectó fue que, con solo el título, ya supiera que se referían a ella. Aquello le molestaba especialmente porque la hacía pensar que, sea lo que sea que hayan dicho, tal vez se lo merecía. Tal vez no eran mentiras.

—¿Qué decía?

—Hay una copia en...

—No. Lo leíste, ¿no? Entonces no te pongas edulcorado conmigo. Puedo afrontar que salga de tu boca la verdad con la misma indiferencia como lo haré si la leo de la letra de un extraño.

—De acuerdo.  Lo escribió el dueño de El cometa rojo.

«Maldito».

—Te acusa de haberlo manipulado sexualmente para conseguir un papel en Romeo y Julieta.

—¿Eso es todo?

—Contó que eras una ladrona que intentó robarlo, y que usaste tu cuerpo para evitar que te denunciara. Dice que no eres noble, sino una fugitiva, además de una prostituta con un sueldo ambicioso. Dice que no debería permitísete pisar ningún escenario, que deberían juzgarte y encerrarte.

Vencida [Sinergia II] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora