71: Draco antes

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Ara,
Mansión Sagitar

Antes


-¿Es ella? -le preguntó Draco Sagitar al guardia que le había escoltado hasta aquel salón privado de su mansión.

-Estoy aquí frente a ti, Draco, puedes hablarme directamente.

La voluminosa mujer de abundante cabello de fuego estaba parada al otro extremo, huyendo de la luz de la ventana. La última vez que había pisado la mansión vestía con decoro ropajes de segunda mano que conseguía con la caridad de Lady Bird. Eso había cambiado por completo. Una vestido a medida hecho por un sastre de renombre, una diadema de hojas doradas y un ostentoso collar de rubíes la declaraban como una dama en una alta posición.

O alguien a quien le habían hecho demasiados favores.

Draco se volvió hacia su guardia con sus manos enlazadas a su espalda, tan galante como un lord, tan insolente como un mercenario.

-Por favor, sir, comuníquele a esta mujer que al dirigirse a mí lo haga por mi apellido -le dijo Sagitar a su guardia dando la espalda a la pelirroja-. Y añada que no pretendo hablarle.

Draco dijo eso y deslizó su pie para desviarse en dirección a la puerta en un ademán de huída.

Entonces ella se desesperó, soltando sus armas de una vez al no poder llevar a cabo su plan para dosificarlas.

-¡Sargas quiere matar a Leiah!

«El ladrón», fue el primer pensamiento de Draco en repentino entendimiento.

-No descansará, Draco -siguió ella-. Jamás. Si ella persiste en salir al escenario, en seguir siendo una figura pública, no será más que una presa fácil para él. ¡Es el rey!

Draco hizo un gesto tanto a su escolta como a los guardias acampados junto a la puerta, eso y señalar la salida fue suficiente para que todos captaran el mensaje.

-Los llamaré de ser necesario.

Todos se inclinaron en reverencia y obedecieron.

Draco buscó asiento en uno de sus cómodos sillones y empezó a desatar la corbata con experticia, justo ahí, delante de los ojos descolocados de su visita.

-¿Qué...? -empezó a preguntar la pelirroja, viendo cómo el señor de la mansión tiraba de un lado hasta quitarse por completo la corbata.

Pero no necesitó respuesta. Pronto entendió lo que sucedía cuando este empezó a atarse la tela sobre sus ojos para enceguecerlos.

Zaniah, la visitante pelirroja, hizo una mueca de pena al verlo. Ojalá él supiera lo inútil que era ese intento si ella realmente quisiera usar su poder en su contra.

-Eso es muy infantil de tu parte, Draco.

-Recuerdo haber especificado que no pretendo ser más que lord Sagitar para usted -recalcó él ya con sus ojos cubiertos mientras ponía ambos brazos sobre los laterales de su sillón.

-Deberíamos dejar nuestras diferencias a un lado en esta conversación dado que ambos queremos lo mejor para Leiah, ¿no crees?

-Difiero, en especial cuando «nuestras diferencias» radican en que tú eres una maldita venus y que no puedo confiar en mí mismo cerca de ti.

-No voy a hechizarte, por favor -se burló ella-. Solo escúchame...

-Te estoy escuchando, ¿o no?

Zaniah exhaló, dejando caer los hombros.

-De acuerdo. Quiero que sepas que justo ahora conozco de buena fuente las andanzas, la rutina y los proyectos del rey regente de Áragog. Él va a matar a Leiah, ya ha mandado a su asesino a hacerlo, solo esperamos la contestación. Yo sé que no está muerta, no todavía. Ya habrías hecho algo, ¿no? Tu luto se sentiría en todo el reino.

Vencida [Sinergia II] [COMPLETA]Where stories live. Discover now