Capítulo 36: El animal y la mentirosa

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Miren está gloriosa ilustración de nuestro amado Orión

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Miren está gloriosa ilustración de nuestro amado Orión. ¿Qué les parece? 🥵🔥

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—Ese amasijo escabroso y herido que me dijiste que es tu corazón, eso quiero. No importa si no sabes cómo sentir con él. Yo esperaré hasta que sane. Te ayudaré a hacerlo.

Draco...

¿Cómo podía extrañar tanto a una persona?

Ni siquiera le preocupaba tanto su ausencia. Podía sobrevivir unos días sin su prometido. Podría vivir una vida sin él si no había alternativa, pero no con el cargo de que, por su culpa, estaría preocupado y viviendo un purgatorio al no tener noticias suyas.

Tal vez podría negociar con su captor. No parecía ser una persona especialmente horrible, sobre todo para ser hombre, entre los cuales Leiah apenas conocía un par rescatable.

Sí, tal vez podría negociar. Él debía querer algo de ella que implicara su colaboración. Se lo daría, pero bajo ciertas condiciones. Y la primera sería tranquilizar a Draco.

Era preferible que él creyera que ella huyó a que estaba lastimada y a merced de un extraño. Esperaba conseguir al menos eso, poder darle ese mensaje.

—Puedes salir.

Leiah se sobresaltó al escuchar la voz de Enif y en consecuencia se sentó de golpe en la cama.

—¿Te refieres a que soy libre? ¿Puedo irme? ¿Alguien pagó mi rescate o algo así?

Él puso los ojos en blanco nada más escucharla.

—No sea dramática, majestad. Me refiero a que puedes acompañarme a comer afuera y mantener una conversación civilizada.

—A ver qué tan civilizada nos sale.

Lo siguió a la sala contigua, donde no había más que una mesa con dos candelabros que iluminaban la estancia apenas lo justo.

Orión miró a Leiah de soslayo con una media sonrisa, notando su expresión.

—Por la manera en que arrugas la nariz he de suponer que desapruebas la decoración.

—He comido en baños más... acogedores. —Leiah volteó a ver al fugitivo y se encogió de hombros. Seguía siendo tan soberbia como siempre, pero algo en su actitud parecía menos agresivo, incluso agradable—. Dado que no hay antorchas y grilletes, supongo que no me puedo quejar.

Tomó asiento. Ni siquiera consideró tocar la comida delante de Enif, estaba mucho más concentrada en el arco y las flechas a mitad de la mesa.

—Ya hablaremos de eso —zanjó Orión, sentándose al otro extremo.

Él empezó a comer sin mediar palabra. Leiah, al comienzo, se mostraba cauta y silenciosa, como si meditara la situación. Seguía sin tocar la comida, asqueada por la manera ávida en la que su captor comía como si llevara un mes sin hacerlo.

Vencida [Sinergia II] [COMPLETA]Where stories live. Discover now