53: Cuestión de honor

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—Acabo de prometer nuestro servicio al rey.

Amarok Kolbex había estado esperando en la plaza de Ara a que su hermano menor, Roth, volviera de su reunión en la corte. Horas antes había sucedido el anuncio de la derrota del intento de Ara por recuperar Baham. Todos los soldados al servicio de los Kolbex esperaban a Roth para volver juntos a sus terrenos luego de enterarse de que el señor de la casa Kolbex había muerto en batalla, dejando a Amarok como heredero.

«Acabo de prometer nuestro servicio al rey», se repetía en la cabeza de Amarok. Él no podía creer lo que dijo su hermano nada más llegar a su altura.

—No es tu derecho prometer la lealtad de ningún hombre, en especial aquellos que son por derecho de herencia leales a mí —le recordó Amarok a su hermano.

Hablaban en silencio, apartados de sus hombres para que no fueran testigos de aquella discusión.

—Son leales a nuestro padre —corrigió Roth, el menor—, ahora que él ha muerto en batalla creo que lo justo es que sigamos su legado como él lo habría querido. Luchando por el reino.

—No tenías derecho, Roth. Soy el heredero, e incluso así no habría impuesto esta decisión. Lo habríamos discutido, al menos entre nosotros.

—Ese es el problema, eres muy débil. Mi padre era un guerrero, fue un activo en el asedio, murió luchando por recuperar Baham. ¿Crees que su legado está a salvo a cargo de alguien como tú?

El rostro de Amarok perdió todo color.

—¿Alguien como yo?

—No tienes madera de líder —le dijo Roth en voz baja, con cuidado, como quien le recuerda a un enfermo la fecha estipulada para su deceso.

—Ara me escogió como primogénito, Roth. No solo tengo madera de líder, tengo el derecho divino. No te correspondía a ti...

—Amarok —su hermano menor puso una mano sobre su hombro—, no tienes lo que hace falta, ¿de acuerdo? Lo intentaste. Lo intentamos. Olvídalo ya. Te dejaré algunas tierras, ve y vive el resto de tu vida con la tranquilidad que añoras, no te delataré como desertor.

Amarok retiró de su hombro la mano de su hermano.

—¡Esto es traición!

—Son agallas. Lo que te falta a ti. No lo tomes como ofensa, no seas inmaduro. Esto tenía que hacerse: por nuestra familia.

—Mis hombres no quieren luchar —zanjó Amarok, quien ya había estado hablando con sus subordinados, al menos con los que él entrenaba—. Eran leales al pacto de nuestro padre con Lesath Scorp, no tenemos por qué obligarlos a participar en esto, no cuando el propio regente nos ha dado la opción de escoger.

—¡No seas imbécil, Amarok! —Su hermano le dio un golpe en la sien para hacerle reaccionar—. Esa brecha de elección es solo para saber a quiénes premiar y a quiénes apretar la tuerca para que espabilen. Eres tan tonto que no lo ves, ¿entiendes ahora por qué actúo como el señor de esta familia? ¡Estoy salvándonos de la desgracia! Yo olí el truco de la corona enseguida, e hice lo que había que hacerse. Salvé esta casa, y nos aseguré un lugar en el favor del rey.

—Regente —corrigió Amarok—. Lesath Scorp aún espera juicio, él es mi rey hasta que la Iglesia tenga un veredicto sobre él.

Su hermano volvió a ponerle una mano en el hombro, pero esta vez apretó, acercándose para hablarle en voz muy baja.

—Haré como que no oí eso. Esta vez, solo esta.  He jurado mi espada y la de todos nuestros hombres a Sargas Scorp, y si tu lengua vuelve a flagelar su nombre, será motivo de sobra para que yo la corte. ¿De acuerdo? Haré caso omiso en esta ocasión, por nuestra unión. Por la sangre. Pero no se repetirá, Amarok. Ten cuidado.

Vencida [Sinergia II] [COMPLETA]Where stories live. Discover now