80: Quiebre del escorpión

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¡Ya empezamos Monarca! Corran a leer porque está buena la cosa por allá

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¡Ya empezamos Monarca! Corran a leer porque está buena la cosa por allá.

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Sargas

Sargas y Roshar estaban contemplando la batalla sin ningún indicio de que la masacre los perturbara de alguna forma.

—¿Cuándo irás a recibir a tu hermano? —le preguntó Roshar.

—No todavía. Quiero esperar a que vea a suficientes de los suyos morir antes.

—Voy a quedar como un crédulo idealista, pero... ¿En serio no sientes «nada»? Orión fue un buen hermano, ¿puedes tan fácilmente dejarlo sufrir?

Sargas se giró hacia Roshar con una expresión paciente, como si dentro de todo entendiera su duda y la respetara. Estaba muy extraño.

—Todos inmediatamente me atribuyen las culpas. ¿Orión fue un buen hermano, Rah'Odin? ¿Cómo pudo haberlo sido, si ni me conocía? Yo fui quien lo buscó. Yo fui quien se presentó. Yo me uní a él como jamás estuve con mis demás hermanos porque él no buscaba mi corona, ni humillarme y delatar ante el reino una condición de la que yo no era culpable pero que me quitaría todo cuanto me correspondía. Porque era el único que cuestionaba mi encierro. El único que no me veía como un rival, un chiste de las estrellas, una cuenta pendiente, un usurpador. Por eso lo escogí a él. Para reír. Para llorar. Para cazar. Y para cumplirle su sueño de ser caballero. Sin mí... No lo habría ni intentado. Sin mí, mi padre no le habría perdonado la vida. Sin mí, tendría su alma todavía cautiva en las estrellas.

Sargas artículo la mano sobre el pomo de subí de su cetro, extendiendo y flexionando los dedos en esa muestra nerviosa de dolor que ya era habitual. No miraba a Roshar al hablar, relataba su pasado con la mirada en la masacre. No había hablado de ello con nadie. No se sentía listo para incluir un contacto visual a aquella desnudez.

—Y a pesar de todo... Nada le impidió dejarme agonizando de una golpiza luego de enterarse de lo de su padre. No le importó nuestra relación cuando se robó a mi vendida. Pude haberlo ejecutado, pude como mínimo quitarlo de la guardia, pero les di miles de oportunidades. A él y a ella. ¿Y yo soy el mal hermano? Se cansó de desafiarme. Negó mi reclamo como rey... Es algo que esperaba de cualquiera, menos de él. Ya yo sabía que era un bastardo, ya lo sabía él, pero recién le empezó a importar cuando apareció ella.

»Y, si no quisiera sufrir, ¿qué hace aquí luchando en Hydra? ¿Lo he atacado como para que pueda alegar que debe defenderse? Los Sagitar me desafiaron, estoy haciendo lo que cualquier rey debe. Y él está aquí, jugando al Mesías sin importarle tenerme de enemigo, incluso sabiendo que yo tengo razón.

Entonces se volteó hacia Roshar.

—Respondiendo a tu pregunta: ¿no siento «nada»? Sí. Siento algo. La más absoluta de las decepciones. En Orión creí encontrar el único familiar que tendría en la vida, y solo armé a mi peor enemigo. Siento, Roshar Rah'Odin, que nada de lo que yo pueda hacerle podrá saciar toda esta oscuridad que él ayudó a que se alojara dentro de mí. ¿Te satisface esa respuesta?

Vencida [Sinergia II] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora