Capítulo 26: Venganza

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Orión Enif

Cassio lo llamaba desde el otro lado de la Capital.

Era como una pulsación, una necesidad tirante en su piel. Su alma lloraba por su reencuentro.

Cada vez que sus músculos se tensaban al clavar el pico contra en la fría tierra baldía del límite sur de Ara, Orión sentía abrirse con maldad las heridas de sus tatuajes, ardiendo al contacto con su sudor, y tenía que tensar cada parte de su rostro para contener los gritos de dolor.

Mientras más tierra sacaba, más profundo se volvía el hueco en el suelo, y más cerca estaba de su objetivo.

—No puedo creer que accedí a esto —musitó el Sirio al que Orión acababa de sobornar para que lo dejara entrar a la zona.

La criatura, en su forma humana, temblaba de frío a pesar de haber ingerido el cristal para sobrevivir a la noche de Ara. Tenía el impulso de transformarse, pero una vez el poder de Canis operaba sobre su cuerpo, su consciencia dejaba de pertenecerle, y quería tener muy vigilado al forastero.

—Era aceptar los cristales o morir —repuso Orión sin parar de cavar, levantando una nube de polvo a la que estaba tan acostumbrado, que en ningún momento llegó a toser.

—¿Morir? —bufó el guarda del lugar—. Hay al menos una docena de centinelas afuera junto a mi puesto, y todos pueden transformarse.

—Y aunque fueran veinte —Orión clavó el pico en la tierra, apoyando su peso sobre este y limpiando su frente— los habría matado a todos.

—Alardeas, mortal.

—Nath's ya.

—¿Bahamita? No eres de por aquí, entonces.

—No, no de este lado de la Capital. Solía vivir en el castillo.

—Era lo último que esperaba escuchar esta noche, aunque en un principio tampoco había previsto que aparecía un salvaje a ofrecer una fortuna por un poco de vandalismo.

—Esto no es vandalismo —repuso Orión, volviendo a su trabajo. Solo quedaban los últimos centímetros de tierra, podía sentirlo en cada poro de su piel.

—Ya, imagino que eres de esos extremistas que cree que todo lo que hace es justicia.

—Esto no es justicia —jadeó el caballero, las venas a punto de estallar en sus brazos— es venganza.

—¿Quién soy yo para juzgarte, no? Vendí mi alma por algo de poder, y perdí con ella el control de mí mismo.

—Yo sí te puedo juzgar. —Orión se detuvo luego de que el pico se clavara en una superficie sólida, y se giró hacia el sirio—. No por inmoral, por estúpido.

—¿Yo estúpido? —el híbrido bufó—. Yo garanticé mi supervivencia, mi inmortalidad, tú por una travesura vas a perder tu cabeza.

Orión se agachó para abrir la tumba y de ella comenzó a recoger los huesos, uno a uno, para esconderlos en su saco.

—¿Sabes que todo lo que me estás contando lo repetiré luego, no? —avisó el guarda del cementerio—. Venderé tu información al mejor postor.

—Cuento con ello. —Orión se levantó, sacudiendo el polvo de sus manos antes de echarse el saco al hombro—. Cuento con que Sargas se entere de esto.

—¿Dejarás la tumba abierta?

—Sí. Quiero que la vea... que se asome a ella, la encuentre vacía... y entendienda el mensaje.

—El rey te perseguirá, imbécil. No sé dónde has estado este tiempo, pero evidentemente desconoces su alcance. Lo que sea que sucedió entre ustedes fue antes, ahora es rey, y nosotros somos su ejército. No pelea con hombres, los sirios le servimos.

—No le temo a estrellas malditas, pero hay mucho a lo que Sargas sí tiene que temer. Él vendrá aquí, querrá ver la tumba con sus propios ojos. Cuando lo haga, dile «darangelus sha'ha me». Dile que el águila ha regresado.

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Nota:

SE PRENDIÓ ESTA MIERDAAAAAA

Sé que el capítulo es corto, por eso lo subo el mismo día que el anterior. Era un capítulo ESTRICTAMENTE NECESARIO.

Reacciones y teorías, por favor

Vencida [Sinergia II] [COMPLETA]Where stories live. Discover now