Capítulo 35: Invitada

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Leiah estaba más feliz que nunca, al fin estaba arrancando la piel, tira por tira, a su captor

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Leiah estaba más feliz que nunca, al fin estaba arrancando la piel, tira por tira, a su captor.

Le desgarró con las uñas, masacró sus músculos con los dientes. Él ni siquiera sangraba, o gritaba, solo estaba ahí, a su merced, mientras Draco la observaba desde un balcón de la mansión, y sonreía. Sonreía orgulloso.

Era libre del maldito imbécil. La cabeza del criminal se colgó como estandarte en su zona de la capital, para que todos la tuvieran como ejemplo de lo que les esperaba si desataban la furia del dragón.

La mente de Leiah volvió a ese momento, a la tortura de Enif, y entonces, a mitad de un mordisco y otro, el hombre empezó a reaccionar al maltrato. Parecía... ¿Era un rugido lo que emitía?

Leiah despertó jadeando, con una mano en el pecho desbocado y la otra revisando sus labios, frenética, como si buscara rastros de la carne de su víctima.

Se fijó en que, frente a ella, estaba el susodicho. No sólo intacto, sino con el rastro de un gesto burlón dibujado en su cara. Estaba parado junto a la puerta abierta, Leiah no sabía si porque recién entraba o porque estuviese dispuesto a salir.

—¿Teniendo dulces sueños? —preguntó Orión a la bella no muy durmiente.

—Vete a la mierda —espetó ella, sentándose al borde de la cama.

—Igual es un placer para mí verte.

—Sí, eso es claro. Tan placentero que te quedas a verme dormir.

Orión arqueó la ceja de la cicatriz, claramente escéptico.

—¿Llamas a eso dormir? —inquirió el ex caballero.

Orión cerró la puerta detrás de sí y se recostó de esta para mirar de frente a Leiah. Cruzó sus brazos, que no ocultaban su fuerza a pesar de que sus músculos estaban relajados. La manga corta de la camisa dejó a Leiah una incómoda visión del entramado de cicatrices que lo recorría, y a pesar de ello, tal vez por morbo o curiosidad, ella tardó un segundo de más en volver a los ojos de su captor justo cuando este decía:

—Sonaba como si estuvieras a mitad de una transformación a sirio mutante —agregó él—. Como comprenderás, tuve que acudir de inmediato. Al traerla aquí no era precisamente mi plan que se comiera mi cama, madame.

—¿Se está burlando de mí?

Orión apretó los labios para no reírse, a lo que Leiah respondió formando un arco inquisitivo con una de sus cejas.

—Oh, definitivamente se burla de mí —concluyó ella.

—No se ofenda, madame. Solo estoy intrigado.

—Intrigado.

—Lo estoy —juró él con una mano puesta en su pecho con aire solemne.

—¿La intriga le provoca risa?

Vencida [Sinergia II] [COMPLETA]Where stories live. Discover now