bad boy ━━ [#1] jeon jungkook

『 O71 』

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Kim Cleo June

—Jeon... —mascullé en un agudo hilo de voz— ¿Qué hago? Ese gato es mi vida, mi universo. Cantamos karaoke juntos. Es el cereal de mi leche. El Steve de mi Bucky. El Bucky de mi Steve.

—Ya entendí. —me detuvo— Deja de lloriquear y... —se interrumpió a sí mismo para señalar detrás de mí— Allí está.

Volteé para ver a Cereales sobre un basurero olfateandolo. Supongo que busca comida.

Tomé la pequeña bolsa de croquetas y la abrí para atraerlo con ellas. Pero un gato callejero de abalanzó hacia Cereales, asustandolo y provocando que se fuese corriendo.

—¡No, Cereales! —grité antes de salir corriendo detrás de él. De paso también insulté al maldito gato que golpeó a mi bebé— ¡Estúpido!

JungKook ya me había alcanzado, y hasta diría que estaba por superarme.

No entiendo por qué JungKook no es un atleta.

Cuando pasó por mi lado tomó mi muñeca y me obligó a mí correr tan rápido como él, o al menos hacer el intento. Pasamos de ser perseguidos a nosotros ser los perseguidores.

¿Cómo haces estas azañas, CJ?

—6¡Mira el lado bueno, JungKook! —grité agitada tras oír una maldición de su parte— ¡Cereales está corriendo en la dirección a la que debíamos ir!

—¡En serio quiero romperte la cara, Kim!

Reí por su comentario que me había resultado gracioso.

Podría jurar que estábamos corriendo incluso más que la última vez y yo ya sentía que me iba a morir. Cereales estaba haciendo definitivamente la carrera de su vida. De vez en cuando el maldito se detenía para mirarnos a nosotros, dándonos las esperanzas de que pararía, y luego volver a correr.

Maldito gato.

—Lo perdí. —dijo JungKook cuando nos detuvimos por ya no tenerlo a la vista.

—¡Ahí! ¡Ahí! —señalé— Por fin se detuvo.

—Oh, no... —susurró él y yo lo miré confundida— Mira bien.

En definitiva; oh, no...

Quería matarme y ser sacrificio para pollos. Cereales se detuvo a orinar en el pie de un chico, rubio y con lentes de sol. Imposible olvidarlo.

Miles de personas en el mundo y Cereales orina en el pie de un motociclista al que golpeé.

Estábamos a unos metros de ellos y no sabía si acercarme o esperar a que Cereales terminara y se alejara sin haber llamado su atención.

—¡Mierda! ¡Que asco! —gritó.

Bueno, sí se dió cuenta.

Fue gracioso. Pero cuando tomó a Cereales del pellejo y entró con él al callejón a su lado, sentí saltar a mi corazón, y no de buena forma. El tipo estaba siendo acompañado por alguien más, sólo un chico estaba con él esta vez.

Eso es bueno.

Sin esperar a que JungKook me dijera qué hacer, corrí para llegar antes de que le hicieran algo a mi gato. Y llegué justo a tiempo, porque mientras su amigo sostenía a Cereales, él tenía una botella de cerveza vacía en la mano que supongo yo encontró en el piso.

¿Qué clase de ser humano es tan desagradable como para querer golpear a un gato de esa forma?

—¡Oye! ¡Dame a mi gato! —grité entrando al callejón y acercándome a ellos.