bad boy ━━ [#1] jeon jungkook

『 O82 』

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Kim Cleo June

Me coloqué mi abrigo que era una gabardina negra y apenas un poco más corta que el vestido mientras caminaba por la acera luego de haber salido de aquél lugar. Daba pasos lentos y miraba el piso preocupada, pensando en lo que había acabado de ver.

HaNeul estaba con JungKook, no tenía idea de qué estaban hablando, pero quedaron en silencio al verme. Eso me aterraba. ¿Significaba que JungKook volvió a la fiesta? ¿Se fue con HaNeul?

No... No, claro que no. No me haría eso.

Pero... ¿Y si HaNeul descubrió algo?

Maldición.

Las palabras de SunKo daban vueltas en mi cabeza.

¿Y su HaNeul le dijo algo para que vaya con ella?

Sentía doler mi pecho con sólo pensar en eso.

JungKook no me haría daño. -fue lo que me repetí una y otra vez a medida que caminaba. Hasta que el ruido de un motor acercándose esperanzó a mi corazón.

Y sí. Fue un alivio para mi cuando ese vehículo de dos ruedas se detuvo junto a mí.

Él se quitó su casco, como siempre alborotando sus cabellos. Me miraba con sus ojitos tristes, lo que me hacía pensar que algo malo pasó. Mientras tanto, yo expresaba preocupación.

En silencio apagó su motocicleta y bajo mi mirada se desmontó de ella. Di unos pasos hacia él y, a penas me me tuvo cerca, me abrazó, ocultándose entre mi cabello alborotado que ahora estaba suelto. Había deshecho todo ese peinado con la necesidad de masajear mi cabeza.

—¿JungKook...?

—Lo lamento. —murmuró en mi oído.

Un escalofrío recorrió todo mi lado izquierdo y me quedé quieta sin entender por qué se estaba disculpando.

No podía hacer mucho; mis brazos estaban atrapados entre su pecho y em mío, por lo que no podía moverlos bien.

—¿Por qué? —pregunté luego de un rato, desconcertada. Él se quedó callado, no dijo ni una sola palabra— JungKook.

Cuando se separó de mí tenía una pequeña sonrisa en su rostro, la cual me dejaba aún más confundida. Sujetó con cuidado mi cabeza y en mi frente dejó un pequeño beso.

—No importa. —me sonrió.

—Pero...

—Vámonos. —dijo y tomándome de la mano me acercó a su motocicleta.

No entiendo nada.

Con su ayuda subí en la parte trasera y luego, cuando él se había montado, abracé su espalda.

—¿A dónde vamos? —pregunté antes de que se pusiera en marcha.

—No lo sé.

Ya me lo ví venir.

Sonreí de todas formas y dejé a mi rostro descansar sobre su firme espalda.