bad boy ━━ [#1] jeon jungkook

『 O28 』

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Kim Cleo June

La caída había sido amortiguada por el cuerpo de mi acompañante, quien aún permanecía rodeando mi cintura con su brazo. Estábamos ambos en el suelo. Antes de recapacitar en lo que acababa de pasar, no podía ignorar el hecho de que estuviera siendo abrazada por Jeon. Estoy encima de Jeon.

La diferencia de nuestra contextura corporal notable; JungKook tiene un cuerpo mucho más grande y fornido. Creanme, en estos momentos estoy cien porciento segura.

Rápidamente me moví para quedar sentada en el piso. No es como si me pudiese levantar cuando tengo mis muletas lejos de mí. Cayeron a cualquier lado.

JungKook levantó su torso, quedando sentado en el piso al igual que yo y mirando el desastre.

¿Cómo mierda íbamos a explicar eso?

—Levántate. —ordenó empujándome a un lado.

—¿Hola? Muletas. Mis piernas. —señalé. Jeon puso sus ojos en blanco y fue por mis muletas— Discúlpame por que mi discapacidad sea una molestia para ti, mugroso.

Me dió ambas maletas y luego se acercó a mi costado, colocando unos de sus brazos en mi cintura y rodeando uno de los míos por su cuello. Me levantó hasta que pudiese sostenerme por mí misma.

—Listo. Vámonos antes de que...

—¿¡Qué sucedió aquí!? —gritó en alto la bibliotecaria.

Jeon soltó unos pequeños insultos por lo bajo y se dirigió a la señora.

—La escalera se cayó mientras ella subía. —me señaló— No le pasó nada. Pero debería informar al director de la mala seguridad de esto.

¡Mentiroso! Él había causado todo esto.

Habíamos salido con vida de ahí. La bibliotecaria se disculpó conmigo y dijo que se haría cargo del asunto. Yo, por otra parte, sólo salí indignada de ese lugar con la mayor velocidad que estas cosas me permitían. Aunque no es una velocidad alta para JungKook. Él me alcanzó enseguida.

—¿A dónde crees que vas? —preguntó caminando detrás de mí— Aún tenemos algo que hacer.

—¡Me da igual! —continué mi camino.

—¿Estas ofendida o algo por el estilo? —preguntó con un ligero tono de burla.

—¿¡Por qué siempre debo estar a punto de morir cuando estoy cerca de ti!? —grité furiosa parándome en el camino para voltear a verlo.

Su maldita cara sólo me hacía enojar más.

—¿Qué culpa tengo yo de que esa escalera no estuviera bien asegurada? —se encogió de hombros con total inocencia, como si hace unos momentos no había sido él el responsable de ese derrumbe pateando las escaleras con diversion.

—¡Tú la pateaste! —contraataqué irritada por su estúpida pregunta— ¡Dios! Eres exasperante.

Me voltee para continuar hacia la salida del lugar y de inmediato oí sus pasos detrás de mí.