XVI: Amparo

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Poco a poco el cuerpo de Louis perdió fuerza. Sus manos se aflojaron en el cuerpo de Harry, mientras todo el peso de él recaía sobre él, empujándolo fuertemente.

Se había desmayado.

Harry sorbió por la nariz e intentó mirar a Louis, mientras el labio inferior no dejaba de temblarle. Cubrió una de sus mejillas para alzarle la cabeza, pero Louis no se movió y mirarlo fue una tarea ardua de hacer. Los brazos del rey cayeron flojos a los costados de su cuerpo, mientras ambos se iban al suelo ante el magnetismo de la tierra que los hacía estar atraídos a ella constantemente. La espalda de Harry se hundió en el grueso y frio suelo a la vez que Louis caía sobre él. Sus rizos se desparramaron alrededor de su cabeza y lucieron como un charco castaño y húmedo. El frio penetró su piel, aclarándole los pensamientos y acallando su llanto.

Louis se había desmayado sobre él.

Desmayado.

Las lágrimas siguieron cayendo silenciosamente de sus verdes ojos, deslizándose por sus sienes y derritiendo el agua escarchada al encontrarse con el suelo, pero Harry no perdió tiempo en permanecer tumbado ahí lamentándose como un niñito asustado habría hecho. Se apoyó en uno de sus codos y, reuniendo fuerza desde lo más hondo de su ser, giró a ambos en el suelo, quedando de rodillas en la nieve frente al cuerpo de su alfa. Cuando sus ojos vieron el desastre que era... cubrió su boca con una mano temblorosa y pálida por el frio.

—Louis... —musitó con inquietud, contemplando el rostro de su amado —, no puede ser.

Acunó la mejilla de Louis, sintiendo en la palma de su mano la barba espesa y dura de días que ahora le daba un aspecto vulgar. Louis tenía los pómulos dañados por la quemazón del hielo, yagas y finas grietas se enroscaban hasta sus orejas puntiagudas. Harry trazó una caricia en su piel lastimada, luego pasó el pulgar por los labios resquebrajados que ya no eran suaves ni tibios, sintiendo en el fondo de su corazón, una nueva herida al ver que el hermoso rostro de Louis fue víctima del crudo frio de Icicle.

Y su cabello negro tampoco se quedaba atrás. Aquel estaba opaco y enredado. Al igual que su cuerpo denotaba la mala alimentación y poca agua que estuvo bebiendo al embarcarse dentro del bosque a buscarlo. Harry cerró los ojos y apoyó la frente en el pecho de Louis. El llanto que dejó ir fue silencioso y triste.

—Louis... —reiteró con pena, recordando la vitalidad que siempre acompañó a su alfa.

La salud que teñía su piel a pesar de él estar bajo la antipatía de la maldición. Ahora... era como si la oscuridad que embarcaba su alma desde que lo conoció, hubiera salido a la superficie y asesinado toda belleza. Volvió a alzar la cabeza y corrió algunos mechones de su cabello húmedo y, sin poder contenerse, lo besó.

Dejó un beso trémulo sobre sus labios rotos, esperando que con eso despertara.

Pero Louis no despertó.

Tomó su mano y buscó el pulso en su muñeca, tal como vio a Cyra hacer tantas veces. Lo encontró débil, pero presente, a la vez que su mirada se fijaba en algo que antes no estaba en el cuerpo de su alfa: todos los dedos de Louis estaban envueltos en una capa de oro dura, y sus venas... parecían brillar con la sangre que fluía debajo de ellas. Con cierto temblor, Harry subió la manga del abrigo roto y sucio que traía puesto, viendo que los brazos también estaban envueltos en esas venas doradas que, a medida que ascendían al hombro, volvían a tener una tonalidad normal y esconderse debajo de la piel. Harry profirió un chillido angustioso.

Sea lo que sea que le ocurrió a Louis, debió ser doloroso y horrible.

—Te pondrás bien —prometió, besando su sien y bajando la manga del abrigo a toda prisa —, te vas a recuperar. Ya estoy aquí.

The king's heart (l.s) #2Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon