LXI: Reino derrumbado

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Harry le devolvió el apretón de mano a Louis y contempló su aspecto mientras él continuaba con la cabeza recostada en la camilla. El cabello lo traía desordenado y la ropa que antes fue pulcra ahora mantenía las huellas del lodo impresas sobre las costuras doradas del hilo. Harry reprimió el impulso de acariciarlas y miró hacia el techo para retener las lágrimas. Su lazo se había calmado, pudo sentir la ligereza posarse ahí dentro, una calma que había ansiado por días, pero su vientre persistía tenso y adolorido.

La intriga de ver como Louis reaccionaría a lo que había pasado por su descuido...

Suspiró y relamió sus labios.

—Lo lamento —susurró, cerrando los ojos y haciendo una ligera mueca de resignación —, tu reino se derrumbó por mi culpa.

Louis alzó la cabeza pero continuó mirando su mano herida. Ligeros cortes y rasguños que no había advertido antes la decoraban. Louis le envolvió la mano con ambas y la acarició como si fuera un tesoro. Su mirada lentamente se tornó azulada, tranquila y comprensiva.

—De todo lo que pudieras decirme... ¿me pides perdón?

Frunció las cejas. Claro que pedía perdón, era lo menos que podía hacer tras toda la catástrofe que se derramaba sobre el mundo.

—Lo arruiné todo —insistió —, Denébola tiene Nymeria. La ciudad se hizo trizas. Las casas, los edificios... tu palacio... todo se perdió.

—Mi gente está aquí sana y salva. Tú estás aquí y donde el rey esté, el reino lo estará —Louis se levantó y sentó junto a él, tomando las distancias para no cometer un error. Harry conectó sus ojos con los de su alfa. Él no parecía molesto ni furioso —. Nymeria no se perdió, tú la salvaste.

Negó, sin estar de acuerdo. Libelle había dicho lo mismo, pero nadie le iba a sacar de la cabeza que muchos han muerto por él. Que muchas familias ahora estaban viviendo en la miseria por su culpa.

—Lo único que hice fue destruir los sueños de tu gente. No sirvo como rey, Louis. Envié a mi padre y a Zimo a espiar como tu habías enviado a alfas a espiar en mi aldea. Y mi padre acabó muerto intentando salvarme —se zafó de su mano y apoyó su cabeza en ellas. El recuerdo de la asfixia, el oro haciendo su cuerpo más pesado... —. Viggo murió.

Louis permaneció en su sitio. En silencio. Harry solo pudo traer a colación el horrible recuerdo de su padre en el suelo, su sangre resbalando por las baldosas.

—No podrá llegar con mi madre —continuó diciendo con el mero propósito de castigarse, notando su labio inferior temblar —, su cuerpo quedó ahí tendido... siendo uno más del motón. Por mi culpa.

—No ha sido tu culpa. Las guerras son de este modo. Pierdes y ganas todo el tiempo.

—He sido un ignorante entonces. He sido un caprichoso y egoísta. Debí haber aceptado la propuesta de Denébola. Que soy yo comparado con la importancia de este mundo. De haber aceptado Viggo estaría aquí con Alden y Didiane. Tú estarías libre... habrían comenzado de nuevo.

Louis frunció el ceño y se reacomodó en la cama. Harry notó la calidez de su mano en la cabeza cuando la pasó por ella, dejando una caricia en sus rizos. Cerró los ojos, permitiendo a las lágrimas caer suavemente de sus mejillas pero a ningún sollozo emanar. No tenía fuerzas tampoco para hacerlo.

—¿Aceptar qué?

—Nada —susurró —, olvídalo.

—¿Habrías aceptado eso, solo para que yo y tu familia fuéramos libres?

—Sí.

—¿Y crees que nosotros habríamos sido felices sin ti?

No lo miró. No podía. La punta de su lengua picó cuando la respuesta llegó a ella, haciendo que las lágrimas cayeran más y más por sus mejillas. Louis insistió:

The king's heart (l.s) #2Where stories live. Discover now