LXVIX: Un último golpe

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—Esto aun no acaba —habló Denébola —Harry podrá ser una escultura, pero sabes bien que dentro sigue vivo.

Sí. Louis lo sabía extremadamente bien. Con los años y las muertes hechas, comprobó que una vez convertidos y cortados, la sangre seguía fluyendo por dentro de los cuerpos, los órganos latían como si nada estuviera ocurriendo en el exterior. Empuñó las manos y se fue poniendo en pie, respirando entrecortadamente, con los ojos puestos en el rostro de su esposo en el cual ahora se deslizaba la lluvia fría. En su mirada aterrada con la última súplica y petición grabada en ellos.

Denébola volvió a hablar:

—San lo reemplazara.

No miró a Denébola, pero sabía bien como acabar todo esto. Fuera o no con la espada de plata... matando a Denébola las maldiciones tenían que acabar y, aunque la maldición suya tal vez no se disolviera, Harry estaría aquí. No importaba él, no importaba nada. Louis estaba demasiado seguro que podía vivir toda una vida maldecido, si Harry lo acompañaba.

Mientras San se acercaba, Louis recogió a Bestia. La espada que le había dado a Harry y la alzó, plantándose frente a su esposo y respirando por la boca. El arma quemó en su piel, su brazo tembló y el regusto frío del agua de lluvia se coló adentro y empapó sus papilas. San continuó con el rostro inmutado, ido, pero salpicado en sangre. Louis esperó el golpe de su espada. Su pierna ardía pero debía dar este último golpe por Harry. 

—¡Majestad no!

Los ojos de Denébola, ardientes, recayeron en la multitud de soldados y guerreros. Louis maldijo para sus adentros al reconocer la voz de Wooyoung y sus pasos frenéticos abriéndose paso hasta donde ellos. Louis lo vio salir y pararse junto a San. El mercenario apenas hizo un gesto cuando el chico desertor tocó su mano, negando con frenesí. Quiso pedirle que se largara, que no empeorara más la situación, pero las condiciones de Denébola fueron claras en esta ridícula lucha. Quien interrumpía o hablaba... haría perder a Louis inmediatamente.

Denébola estiró la cabeza hacia atrás y carcajeó. Los vellos en los brazos de Louis se erizaron ante esa risa escalofriante.

—Creo que has perdido.

Negó, tomando una bocanada de aire.

Denébola se acercó y le echó un vistazo a Wooyoung, hizo una mueca de disgusto para luego alzar una mano y enviar una chispa de magia a San.

—Deshazte de él —dijo, como si le estuviera pidiendo pisar una cucaracha.

San se giró y cogió a Wooyoung del cuello con una sola mano. Wooyoung abrió la boca ante el impacto, su mirada fue la misma que Harry le dio a Louis cuando San lo alzó y lanzó hacia el suelo con una fuerza sobrenatural.

Louis sopesó la situación. Había perdido pero, tal como ella había hecho trampa, debía intentar hacer lo mismo. Sus hombres podían seguir luchando, todos podían seguir haciéndolo si él lo ordenaba. Louis movió los dedos alrededor de la empuñadura y dirigió la atención al pecho de Denébola. La niebla negra dentro del collar ondeaba suavemente.

—No voy a rendirme tan fácil —advirtió, ladeando una sonrisa mordaz —, Nymeria jamás fue y será tuya.

Ella gruñó, alzó una mano, mirándolo fijamente. Los dedos vibraron cuando la magia se fue creando en la punta de ellos. Louis inhaló una vez, otra vez, pasando la mirada del collar a ella. Ordenaría atacar a sus hombres. Ahora que estaban todos con la guardia baja, podían derribar un poco más. Tenían que hacerlo mientras él se encargaba de la bruja.

—¡Ataquen! —exclamó, a la vez que un trueno rompía en las nubes —¡Ahora!

Los soldados se fueron directo a los alfas. El estruendo de las espadas destruyó el silencio anterior cuando el filo contra filo chocaron. Denébola miró hacia el ejército y fue el momento preciso que Louis necesitó para ir hacia ella. Sostuvo la espada a la altura de su costilla, con el filo derecho para insertarlo en el pecho de ella, pero Denébola se adelantó. Alzó la mano y la magia explotó de su palma. Los hilos dorados golpearon el cuerpo de Louis, inmovilizándolo por completo. Notó la boca arder, la falta de oxígeno de la misma manera que años atrás en el bosque consumiéndolo por dentro.

The king's heart (l.s) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora