LXVIII: Desgarrado

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Denébola juega con las emociones, ataca directamente a ellas y esto... esto era una forma fácil de destruir a Louis.

De ganar.

Como si su cuerpo y alma fueran uno solo y cobrara vida, la mano de Louis soltó la espada mientras él apenas podía moverse o respirar. El arma dorada cayó sobre un charco de lodo ennegrecido por la sangre derramada en la batalla y un silencio absoluto recorrió el valle cuando vieron como el rey declaraba que no pelearía. Todos miraban fijamente a Harry.

Louis lo miraba fijamente. Vahos blancos emanaron de su boca abierta mientras su cuerpo comenzaba a temblar.

No.

No.

No.

Retrocedió dos pasos y unas fuertes nauseas le hicieron nublar el juicio cuando perdió toda conexión con el lazo de Harry, cuando su omega lo miró con un odio tan profundo a pesar de que su verde mirada ahora era tan lechosa como la leche cuajada. El corazón de Louis latió, su instinto buscó en lo profundo la sensación cálida de las emociones que siempre su omega le entregaba. Pero solo había un vacío frío vibrando ahí dentro, jugando con el hilo que los unía y riéndose en su cara.

Alzó la mano sin ser consciente del movimiento y con sus dedos se tocó el cuello. No hubo ninguna reacción por parte de Harry. Su esposo estaba de pie ante él, esperando el momento de acatar la orden como una figurita de madera.

—Denébola —susurró, con la boca seca.

Pero pronunciar el nombre a pesar de que fuera una súplica no sirvió de nada. Ella alzó una mano y desparramó la magia sobre el cuerpo de Harry como una cascada de polvo, sin pronunciar palabra alguna, Harry corrió hacia Louis. Alzó la espada, preparando el movimiento sagaz que lo cortaría, pero Louis no fue a tomar su arma. Las piernas se movieron por instinto y se deslizó hacia un lado, salpicando lodo y lluvia para ver como la espada de Harry se enterraba en el suelo y quedaba sucia. Harry no pestañeó, pero respiraba con dolor, como si por dentro se quemara.

Llantos se escucharon desde los soldados, seguramente de Cyra o Ivory. Louis no quiso verlos, no quiso ver esos rostros familiares y ver la agonía y destrucción que les provocaba ver esto. Como Harry, quien había luchado tanto por ellos, había caído en las manos de la bruja por su estupidez.

Pero Louis... escuchó con claridad a su corazón trisarse en su pecho. Estrujarse y doler tanto como si le hubieran clavado una daga espinosa. Esto era una venganza. Era una clara manera de como Denébola le demostraba que ella siempre iba a ganar. Que nadie se salía con la suya cuando había magia de por medio.

Y su venganza... era manipular a Harry, destruirlo por dentro, tal como él destruyó a lo que más ella amaba. Un hijo por un hijo, un amante por un amante. Él le había arrebatado a Cadoc y a Saira. 

Los ojos le escocieron, pero no luchó. No iba a luchar contra su omega, su esposo, su amigo y compañero. No iba a blandir a dorada para destrozar al único ser humano capaz de hacerle latir el corazón otra vez. De brindarle colores a su vida tan amarga.

Harry se enderezó y lo miró con lentitud, volviendo a alzar la espada como si toda su vida hubiera estado entrenando para esto. Asesinarlo a él. El nombre jugó en los labios de Louis, ardió y pidió ser pronunciado, pero hacerlo no obtendría nada. Harry no observaba, no pensaba, era un cuerpo sin vida y sin consciencia. Su rostro feliz y alegre ahora era un cuadro vivo de la desolación y muerte. El gélido de la magia.

Harry volvió a correr hacia él, un gruñido profundo y ronco vibró en su garganta y escaló por los brazos de Louis, advirtiéndole que tuviera cuidado o de lo contrario acabaría muerto. Pero no lo haría. No podía dejarse morir ahora cuando le debía una promesa a Harry. Aquel mañana por el cual tanto peleó. Sus pies desparramaron más lodo cuando corrió en dirección opuesta al golpe. Dorada brilló en el suelo, pidiéndole ser tomada. Pero Louis la ignoró como a todos los demás.

The king's heart (l.s) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora