EXTRA 3: Princesa

155 42 20
                                    

Si alguien le hubiera advertido que sería manipulado, enamorado, arrastrado y absorbido por un bebé, Louis se habría muerto de la risa y, quizás, habría enviado a las mazmorras al insolente de amenazarlo con tales palabras

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Si alguien le hubiera advertido que sería manipulado, enamorado, arrastrado y absorbido por un bebé, Louis se habría muerto de la risa y, quizás, habría enviado a las mazmorras al insolente de amenazarlo con tales palabras. Pero ahí estaba, con su criatura pequeña, frágil, envuelta en una de las mantas más caras que había encargado de Valera para que este caliente, en sus brazos. Ella... Ella lo había embobado y hechizado. Era tan pequeña y olía tan bien. A su hogar. A su familia. A él y a su perfecto esposo.

Louis se sentó a los pies de la cama, contemplando el rostro de su hija. Suya.

Acarició su cabello rizado y castaño, un poco más oscuro que el de Harry. Su mano se vio enorme en contraste con su pequeña cabeza, pero la acarició con cuidado. Sintiendo las hebras frágiles deslizarse entre sus dedos. Inara apenas se movió. Dormía en paz, tranquila y a salvo, a pesar del ruido que persistía en la habitación.

Habían sido meses duros. Harry no había podido comer bien ante las náuseas, los vómitos y el llanto con el que despertaba por las noches al recordar a su madre. La guerra. Pero, aun así, su omega lo había hecho bien. Había sido valiente e inquebrantable. Louis lo miró, recordando todas las noches que se quedó a su lado abrazándolo para que su pena cesara. Las veces que le hizo reír por las madrugadas, cuando la aurora se asomaba en el horizonte. Cuando besaba su vientre hinchado y apoyaba la mejilla en el ombligo y podía sentir a su niña dentro. La manera en que el cuerpo de su omega lucía tan delicioso cuando la ropa caía sobre su vientre y caminaba por los pasillos.

Louis adoró cada parte suya. Besó cada esquina y cada estría de su omega. Hasta esa madrugada, cuando el dolor despertó a Harry, anunciando la llegada del bebé.

Ahora dormía profundamente, con el cabello pegado a sus mejillas aun rosadas. Ivory le había cambiado la ropa sucia con la ayuda de las sirvientas y le permitieron dormir después de alimentar a Inara. La habían llamado como el primer rayo del sol de invierno en honor a la hora de su nacimiento. Y aquel nombre no le pudo ir mejor a su niña.

El pecho de Louis estaba lleno, hinchado de orgullo. No cabía nada más ahí dentro. Si antes estaba completo, ahora el amor caía por los bordes de su alma y espíritu.

—Los dejaremos a solas, majestad —anunció la partera, sacándolo de sus pensamientos —, le dejaremos los cuidados a Cyra. Si necesita algo, llámenos.

Louis inclinó la cabeza.

—Por supuesto. Gracias.

La partera hizo una reverencia y abandonó la habitación con los canastos llenos de las sábanas sucias, donde la sangre de Harry las impregnaba. Louis hizo el esfuerzo de no mirar, pero sus ojos se desviaron de igual manera a las telas. No lo habían dejado entrar en el parto. En todas las horas que Harry estuvo dando a luz, nadie le permitió entrar y el miedo...

No sentía un miedo igual desde que vio a su chico convertirse en oro.

El miedo lo había consumido en el pasillo. Las piernas le habían fallado y le impidieron ponerse de pie mientras oía el ruido al otro lado de la puerta de sus aposentos. Los gritos de Harry, los jadeos, remecieron las paredes por interminables horas. Louis había mirado la puerta, con las manos hechas puños y arrodillado en el suelo. Había sentido todo por lazo. Cada pedazo de miedo y dolor. Y, cuando el llanto de su niña rompió la tranquilidad del palacio, sus piernas regresaron y le permitieron ingresar a la habitación. Se lanzó a las puertas y las abrió de par en par, sin importarle nada más que Harry. Las parteras intentaron echarlo, pero él se zafó y zafó de sus manos hasta llegar junto a Harry.

The king's heart (l.s) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora