XXXIV: Planes

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Novalie tomó asiento en su trono, sus manos permanecieron quietas sobre los reposabrazos mientras Libelle se paraba frente a ella y comenzaba a relatar cada uno de los sucesos ocurridos en el reino. Los presentes mantuvieron su boca cerrada, atentos a cada palabra que salía con elegancia de los labios de la princesa. Al parecer, Los Rebeldes volvieron a aparecer en Nymeria a destruir y asesinar. Libelle relató como acabó con ellos y dejó solo a uno vivo, quien le dio la información sobre Denébola.

Ella estaba en busca de un collar. Un collar que Libelle no sabía específicamente para qué servía. El alfa a quien asesinó no le dio mayores detalles sobre aquella reliquia, pero, si Denébola iba en busca de él, era evidente que tenían que buscarlo y encontrarlo antes que ella.

Relató también, que Denébola se dirigía a Gisiria, donde seguramente la esperaban y, por tanto, no podrían contar con el lord de esas tierras para una alianza que habría sido poderosa teniendo en consideración que Gisiria era una de las cortes más grandes seguidas de Nymeria.

Louis se percató que Harry escuchaba atentamente a su lado. Sus cejas estaban fruncidas, los labios tensos. Por el lazo solo sentía oleadas de molestia e impotencia, lo que le confirmó que su omega estaba dándolo todo en esto a pesar de estar agotado. Harry estaba dispuesto a derramar sangre de ser necesario para salvar a los dos continentes. Entrelazó sus manos detrás de la espalda y se acercó a su lado. Harry lo miró rápidamente, a la vez que buscaba uno de sus dedos. Louis le ofreció el meñique. Su omega encajó el propio con el suyo y se mantuvieron de ese modo mientras escuchaban a Libelle.

Novalie se cruzó de piernas y dejó descansar su mentón sobre su puño.

—Creo saber que collar es el que busca —añadió Novalie, entornando los ojos como si intentara recordar.

—¿Cómo lo sabría? —inquirió Libelle, mirando a Louis fugazmente.

Novalie suspiró.

—La vez que ella vino aquí y me intentó arrebatar todo, usaba un collar grande y que rodeaba todo su cuello. La piedra que pendía de ese collar era tan negra como la noche, aún peor, del tamaño del puño de un bebé. Estaba incrustado en plata. Cuando peleé con ella, se lo arrebaté y lo lancé al lago. Seguramente sigue ahí, pero las aguas yacen semi congeladas y enviar a alguien a sumergirse ahí, supondría un daño irreparable a su cuerpo. Sn mencionar que la corriente pudo llevárselo durante estos años. Si ese es el collar, entonces ahora debe estar en el inmenso océano.

Libelle asintió, mirando el suelo. Louis dio un paso y tomó la palabra:

—¿Ese collar tenía una especie de poder?

Novalie movió su mano en el aire, mirando al techo para pensar.

—No estoy segura, majestad. Urayama me explicó que collares así no son obra de humanos. Esa joya destilaba una esencia maligna. Cuando lo toqué, mis dedos ardieron. Por eso lo lancé al lago.

Louis miró la mano de Novalie, capturando de repente que, en sus dedos, una leve marca de piel muerta y quemada yacía impresa en ellos. Si era cierto que ese collar fue obra de algo más allá de los mortales, entonces sería más difícil tenerlo o guardarlo.

Harry le soltó la mano y dio un paso también, su mirada se notó tímida cuando habló:

—¿Podría ser que Denébola usara ese collar como fuente para sus poderes? —preguntó, los nervios se notaron en sus manos, las cuáles empuñaba a los costados de su cuerpo. Libelle hizo un movimiento imperceptible con la cabeza hacia él y su omega inmediatamente se enderezó y escondió sus manos tras su espalda. Su actitud cambió y, de repente, todos en la sala le prestaron atención.

The king's heart (l.s) #2Where stories live. Discover now