LXXIV: La primera noche

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Por la noche, los sirvientes y personal del castillo encendieron las velas de cada candelabro. Ante la luz cálida que iluminó hasta el rincón más destruido, el palacio se llenó de un aura familiar y reconfortante. Las ventanas se mantuvieron abiertas, lo cual permitió que el aire fresco del verano se colara dentro y esparciera el aroma dulce por todas partes.

Harry transitó con tranquilidad por el salón principal, mirando como se encendían las velas y se recogían los escombros. Durante el día, después de haber estado con Darko, pidió una reunión con el consejo, en donde Niall debía de estar presente en ella para que diera sus comentarios y opiniones de manera objetiva. No había dejado de pensar en la chica que recurrió a él pidiendo ayuda. En una manera de ayudarla. Y se le ocurrió que quizás Niall conocía algún templo en donde ellas podían ir a vivir un tiempo. En donde podrían sanar.

Louis también podía conocer alguno. Pero él debía descansar y preguntarle asuntos del reino y la situación actual era complicado, más cuando el funeral de la reina se estaba llevando a cabo en ese momento. Libelle velaba el cuerpo de su madre en la cúpula junto con los otros sirvientes que no sobrevivieron a la conversión.

Harry suspiró y contempló el cielo nocturno mientras las cortinas en los ventanales se mecían hacia dentro y jugueteaban con sus rizos ahora limpios y bien arreglados. El aire tibio le acarició las mejillas y le hizo recordar a los primeros días cuando tuvo completa libertad en palacio. Parecía que fue ayer que odiaba con su vida a Louis. Que deseaba con todas sus fuerzas sacarle el corazón del pecho y hacerlo trizas.

Subió las escaleras y los guardias que custodiaban cada esquina hicieron una reverencia ante su presencia. Aunque pensó que no se acostumbraría, la sorpresa de haberlo hecho lo dejó un poco aturdido. Se paseaba por el palacio con la corona sobre la cabeza, utilizando la capa sobre los hombros que rozaba sus tobillos y los trajes más caros que su propia vida, y sonreía. Sonreía a quienes se aparecían en su camino, les preguntaba si necesitaban descanso o comida y se lo brindaba a quienes le decían que sí.

Al llegar a las puertas de su habitación, tomó la manilla y la jaló. Al entrar una oleada de alivio y relajo bañó sus extremidades. Entrar ahí era como deshacerse de todas las responsabilidades.

Louis estaba en la cama, su pecho subía y bajaba en cada respiración relajada que emitía. Harry se acercó a la mesa en donde una jarra con una infusión fría de hierbas estaba y sirvió dos copas. Una para él y otra para su alfa. Bebió la copa mirando el cielo nocturno. Las estrellas, para luego quitarse la capa y dejarla descansar en el diván.

Esta sería la primera noche que pasaban en tranquilidad, sin tener en mente las amenazas de Denébola. Sin tener en consciencia que Los Rebeldes podían atacar. Que Louis podía dañarlo. Al recordar que él ya no tenía la maldición... un cosquilleo en su vientre le hizo sonreír apenas y mirarlo. Louis se movió, pero su rostro se contrajo en dolor al intentar mover su brazo. Harry dejó la copa en la mesa y tomó la otra, a pasos cortos se acercó a la orilla de la cama y ayudó a Louis a acomodarse, pero él despertó apenas notó el roce de su mano sobre el brazo.

—Déjame ayudarte —pidió con voz tranquila, dejando la copa en la mesa junto a la cama. Louis, aun con un pie dentro del sueño y la realidad, frunció el ceño. Tenía los ojos levemente hinchados de tanto dormir. Harry no evitó reír al ver su cabello castaño despeinado —, No me mires así.

—¿Mmh? 

—¿Sigues dormido?

Louis lo quedó viendo unos segundos, para luego pestañear y volver a mirarlo con mayor atención. Miró la habitación, la cama, luego la mano que Harry mantenía en su brazo.

—¿Cuándo llegaste? —consultó con la voz ronca, tocando la camisa de color dorado que contrastaba con el pantalón de Harry —¿Por qué... estas vestido así?

The king's heart (l.s) #2Where stories live. Discover now