XLII: Error

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—¡No lo vuelvas a tocar! —exclamó. Tan fuerte, que su voz resonó en todo el palacio. Su puño lo mantenía alzado por sobre su cabeza, listo para usarlo de nuevo si Cassian intentaba golpearlo.

El alfa miró su propia mano, donde gotas de sangre se deslizaban por su muñeca. Toda su nariz estaba impregnada en aquel color escarlata. Los nudillos de Harry también. Apretó aún más su mano para disimular el temblor.

Cassian contrajo el rostro, la furia desfiguró cada una de sus expresiones.

Harry retuvo un estremecimiento y el impulso de huir cuando entendió que Cassian no dejaría pasar este golpe. 

—Mocoso malcriado —masculló, barriendo la sangre de su labio superior con el dorso de su mano —, te vi crecer. Te invité a mi casa. Jamás te falté el respeto. Pero ahora pasaste la línea. —Cassian se puso de pie y un gruñido ronco, horrible, sonó desde su pecho. De esa manera era casi seis cabezas más alto que Harry.

Harry le mantuvo la mirada, viendo de soslayo a Ivory limpiar sus lágrimas y avanzar hacia su padre. Puso sus manos en su pecho e intentó hacerlo retroceder. El maldito lo había golpeado, lo había tomado desde su pulcro uniforme y remecido como un pedazo de basura. De no haber llegado a tiempo, Cassian habría golpeado su rostro.

—Papá. Olvídalo.

Cassian bajó la mirada hacia su hijo, pero sus dientes crujieron cuando los enseñó y gruñó como una bestia. El alfa no dijo nada, pero de un solo empujón apartó a su hijo de su camino. Ivory cayó al suelo otra vez, golpeándose el costado de la cabeza con la esquina de una mesa.

—¡Ivy!

Ivory cubrió su cabeza con una mano, a la vez que abría sus ojos en alarma y apuntaba hacia Cassian. Sin embargo, para Harry, fue demasiado tarde reaccionar a su advertencia. Primero llegó el sonido de la abofeteada contra su mejilla, luego el ardor. Todo ocurrió demasiado rápido como para apartarse o protegerse. Doloroso y sorpresivo. Harry cayó de rodillas al suelo mientras un dolor lacerante se apoderaba de su rostro y se deslizaba hacia su cuello, a sus brazos, hasta quedarse en su estómago.

Cassian lo había golpeado.

El amigo de su padre lo había golpeado en la cara seis días antes de su boda.

El padre de su mejor amigo tuvo la osadía de abofetearlo.

Cubrió su rostro con una mano temblorosa y manchada en sangre ajena, notando la piel ardiente. No tuvo valor para mirar a Ivory, porque de hacerlo, su amigo comprendería lo que pasaba por su cabeza en ese preciso instante. Harry notó sus ojos cristalizarse por el dolor y la furia. Si a él le había dolido esta simple cachetada, no quiso pensar en lo que Ivory debía soportar cada vez que algo no le parecía bien a su padre y descargaba su enojo sobre él.

Olvidó el lazo, el hecho de que Louis notaría su malestar e incluso a su omega llamándolo. Giró la cabeza mientras continuaba cubriendo su mejilla adolorida y clavó sus ojos en Cassian. Al igual que él, le gruñó.

—¡Eres hombre muerto!

Se puso de pie y avanzó hacia él con la mano hecha puño otra vez, pero apenas lanzó el primer golpe, Cassian lo esquivó y sujetó su muñeca. Su mano pesada apretó dolorosamente su brazo, haciéndole doblar las piernas mientras su rostro se contraía en dolor ante el entumecimiento. Un chillido emanó de su garganta mientras miraba su mano abierta tornándose roja, luego ligeramente azul por el impedimento del flujo de sangre.

Se lo iba a romper.

Cassian le iba a romper el brazo.

Lo único que por su cabeza cruzó era la manera de librarse, de arremeter, golpear. Cassian no podía ganarle, porque si lo hacía le mostraría que él no estaba preparado aun para pelear. Para luchar. Y, además, le demostraría que Ivory jamás podría estar a salvo. El recuerdo de hace unos minutos regresó y la manera en que Cassian sacudió a Ivory como si fuera un pobre pedazo de papel...

The king's heart (l.s) #2Where stories live. Discover now