XXXIII: Hermana

261 52 31
                                    



Había vuelto a ser aquel niño que un día de primavera esperaba con entusiasmo a su hermana mayor llegar en las carabelas que partieron desde Million a puerto. Aquel día, donde el sol brillaba en lo alto del cielo, Louis estaba en compañía de su madre. Ella yacía de pie junto a él mirando el océano. Su cabello castaño y ondulado se mecía con la brisa fría, que acentuaba el color rosado en sus pómulos para darle un aire imponente a pesar de ser una mujer carismática y tierna. Agatha era baja de porte, pero su sabiduría y carácter, lograba que todos se arrodillasen frente a ella. Louis la admiraba por eso y esperaba ser un buen regente cuando su momento llegase. Tal como su madre lo era. Como su padre hubiera esperado.

Libelle había sido enviada a Million con la esperanza de que, en la escuela, consiguiera tener buenos modales. Que su carácter salvaje, como su madre decía, fuera moldeado y construido nuevamente para hacer de Libelle, una mujer sabia y adecuada para casarse con un lord. Pero Louis nunca olvidaría como su hermana siempre llegó rasguñada a palacio, con heridas en sus nudillos, con una mirada opaca que no dejaba en vista nada más que tortura y soledad. Su madre estaba desesperada y las peleas con Libelle ocurrían todos los días.

"Tu hermana habría sido una buena guerrera vikinga, de no haber nacido como elfa. Debería irse a vivir con los salvajes alfas si continua con esta actitud tan bestial".

Su madre había entonado esas palabras en el desayuno después de que Libelle huyera del comedor, tras lanzar una bandeja de comida al selo. Enfurecida por la noticia de que se iría de Nymeria para que sacerdotisas la educaran como era debido.

Louis lloró cuando su hermana se fue. Libelle, aparte de Niall y Cyra, era lo más parecido a una mejor amiga. Tuvo el consuelo aquella vez de que regresaría tras pasar tres años y que, durante el verano, ella iría de visita. Sin embargo, el primer verano Libelle no fue a palacio, el segundo solo estuvo dos días, pero el tercero, Louis esperó que su hermana se quedara más tiempo para que pudieran charlar.

Pero cuando ella bajó de la carabela en que venía, ataviada de un hermoso vestido de seda dorada, con perlas y diamantes, su rostro solo era un manto blanco de preocupación. Ella actuó con normalidad ante ellos. Los saludó educadamente. Conversó empleando palabras sofisticadas y riendo con cautela. Como toda una mujer digna de llevar el apellido Leontine. Pero caída la noche, Libelle le contó el fruto de su preocupación. En el templo en donde la estaban educando, cosas extrañas sucedían con las sacerdotisas. Con las niñas. Libelle le dijo que un lord la iba a ver durante la noche llamado Narel y que juntos estaban averiguando lo que esas mujeres tramaban. Louis quiso advertirle que no debía enrollarse con nadie a no ser que tuviera el permiso, pero su hermana no tomó en cuenta sus palabras y, para su no sorpresa, acabó casándose con él.

Ahora, doce años después, no podía evitar sentir el mismo golpe de su corazón contra su piel por la anticipación, la ansiedad y la intriga. La última vez que se vio con Libelle fue cuando Viggo lo llevó al puerto con las cadenas alrededor de su cuerpo, arrastrándolo por toda la ciudad como una vil basura. Ni siquiera pudo decirle que estaría bien. Que ella era la indicada para reemplazarlo. Y, a cambio, la dejó con el peso del reino y de la corte de Million.

Apretó sus manos detrás de su espalda mientras esperaba a Libelle en el muelle de Momoru. Sobre las extensas pasarelas de madera que rodeaban toda la isla, como serpientes que se mezclaban con los árboles nevados. A su lado se encontraba Novalie. Su elegancia y poderío no se podían ignorar. Su mentón se mantenía en alto, inquebrantable. Pero Louis solo podía pensar en lo que recorría su mente y pecho. Las sensaciones de Harry que ahora él podía sentir. Su omega estaba inquieto. Podía notarlo en las manos, los pies. A esa sensación se le sumaba la molestia.

Louis no quiso pensar en que Viggo le hubiera hecho algo, pero lo hizo. Después de todo, Harry solo contaba con la compañía de Darko en la casa real.

The king's heart (l.s) #2Where stories live. Discover now