LII: Mundo fantasmal

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Existe un olor que solo aparece cuando la guerra se avecina y aquel se ciñe sobre los cuerpos de soldados y familias sin considerar sus miedos, alegrías o esperanzas

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Existe un olor que solo aparece cuando la guerra se avecina y aquel se ciñe sobre los cuerpos de soldados y familias sin considerar sus miedos, alegrías o esperanzas. Harry lo había olido muy pocas veces, pues llega a ser imperceptible, pero estaba ahí, denso y suave. Como la neblina. Harry no se había percatado de su existencia hasta que comenzó a respirarlo. Hasta que probó su sabor.

Mientras avanzaban por el bosque con sumo sigilo, días después, aquella neblina que había aparecido con Denébola comenzó a seguirlos y rodearlos. En realidad, rodeaba todo, como si quisiese apoderarse de cada objeto y criatura del mundo. Los árboles se camuflaban detrás de ella y sus ramas se ramificaban de manera tenebrosa. Los animales habían huido y ningún canto de ave se pudo apreciar. El mundo mismo había decaído, el peso de la magia comenzaba a absorber todo. Y la comida...

No tenían comida.

Harry se mordisqueó el labio inferior, mirando el tercer bosque oscuro al que comenzaban a entrar otra vez. Sin embargo, a medida que pisaban las ramas y el césped, uno a uno, las setas que había visto con Louis el año pasado fueron iluminando el camino. Harry contempló el suelo y un estremecimientos le hizo sacudir cuando la neblina rodeó las setas y se visualizó como un humo grisáceo y gélido. El frio... El frío era demasiado notorio.

Y estaban en plena primavera.

Al menos reconoció donde estaban y pudo calcular cuánto tiempo les quedaba para llegar con Erix en Lenor.

Alguien se acercó por su lado a caballo, Harry giró la cabeza al oír el galope, encontrándose con Enid. Los ojos de ella estaban oscurecidos por las ojeras.

—Majestad, la gente quiere descansar. Los heridos comienzan a desmayarse y otros apenas pueden seguir nuestro paso.

Harry miró por sobre su hombro, a la enrome caravana de gente que lo seguía, vivos. Al menos estaban vivos, pero si seguían avanzando por aquel frío repentino durante la noche, muchos no volverían a ver la luz de sol. Al menos había aprendido eso de aquella vez que fue capturado con Louis. Andar de noche por el bosque era un grave error.

—De acuerdo —respondió, su voz sonando seca por la falta de agua. No había hablado desde que partieron de Nymeria. Dos días atrás —, acomódense por el bosque.

—Gracias, majestad.

Harry le sonrió, pero su intento de sonrisa se disolvió apenas la comandante volteó y comenzó a avisar a la caravana. Mientras escuchaban la noticia, se espaciaron por el césped y cerca de las setas para obtener luz. Harry los miró y, solo cuando se aseguró de que todos estuvieran tumbados y juntos, bajó de la yegua. El animal grande lo miró, alzando un poco la cabeza y golpeando el suelo con su pata.

—¿Tienes hambre? —preguntó, acariciando su cabello sucio y enredado.

Tal como el suyo ahora.

Buscó a Enid otra vez, ella sabría qué hacer con el animal. La comandante ya regresaba por el camino hacia su lado cuando Ivory también se acercaba en compañía de Zimo y Viggo.

The king's heart (l.s) #2Where stories live. Discover now