Capítulo 58

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Pasaron los días y sentí por primera vez que estaba haciendo las cosas correctamente. Aveces suelo pensar que Dios nos tiene preparado algo mejor, quizás no nos cumple todo lo que deseamos, pero sigue estando ahí, esperando por una conversación sincera.
Mis sentimientos están ahí, dentro de mi corazón y solo deseo que a pesar de la distancia de alguna manera nos sigamos viendo, quiero hablarle de todo aquello que voy a conocer y aprender.

Cristian últimamente está callado, está expectante de todo lo que ocurre en nuestro alrededor. Desde mis malditas migrañas hasta de mis locas ganas de comerme un chocolate en medio de la noche. Noto cuanto se preocupa por mi y el cuidado que me regala cuando no me siento bien para salir.

En éste momento me encuentro sentada en uno de los escalones del porche, admirando el atardecer y tomando de una botella de agua, el calor me seca la garganta.
Planeo cuidarme de los disgustos y malos hábitos, tales como el fumar y tomar alcohol. De hecho en éste momento estoy tomando agua.

_¿Quieres chocolate?_ Preguntó Cristian estirando delante de mi una barra de dicho dulce y sonreí mientras lo abría por la mitad.

Le di una mordida y luego suspiré mientras levantaba la mirada. Lo abracé con fuerza y luego no evité besarlo, él empezó a reírse, y supongo que fue por mi boca manchada.

_Gracias por complacer mis antojos, eres muy tierno conmigo_ Susurré sobre sus labios y él cerró los ojos con fuerza mientras le acariciaba su cabello corto y ondulado.

Me pongo de pie y admiro como el cielo se pone anaranjado y contengo el aliento cuando siento sus manos rodear mi cintura. Sus labios entre abiertos se frotan sobre la piel de mi cuello y aprieto sus manos cuando las siento jugar con el dobladillo de mi blusa.
Me giro y lo quedo viendo detenidamente, luego lo veo agacharse y se apoya en una pierna mientras intenta abrir una cajita pequeña, es de color negro y cuando logra abrirlo un anillo cubierto de piedritas azules resplandecen frente a mi.

_Lo he pensado mucho, nos conocemos desde hace tres años y creo que eres la persona correcta en mi vida. No deseo a nadie más que a ti_ Empezó a decir Cristian, demasiado contento y respiró profundo_ ¿Te quieres casar conmigo?.

Tragué saliva y sentí una opresión en el pecho, su rostro cambió a un tono pálido y froté mis manos entre sí.

_Cristian yo..... _Empecé a decir nerviosa y vi como se levantaba y tiraba muy lejos el anillo_ Perdóname pero no me siento preparada, ese es un gran paso en mi vida.

Apenas lo terminé de decir y sentí sus manos apretar mis hombros, me zamarreó y sus ojos se llenaron de lágrimas, que amenazaban por salir en cualquier momento.

_¡Estoy jodidamente cansado de que me uses.No haces otra cosa que avergonzarme y eres una desagradecida!_Gritó furioso sobre mi rostro y jadee asustada.

Me solté de su agarre y lo golpeé en la mejilla viéndolo resguardarse con las manos. Yo estaba dolida, furiosa y algo consternada.

Nos quedamos viendo y luego comencé a subir los peldaños que me faltaban. Entré a la casa y tome mi chaqueta de cuero con tachas, me abrigué y metí dinero en mi bolsillo del pantalón mientras dejaba el hogar.

_¿A dónde vas?_Me preguntó furioso sosteniendome del brazo y lo empujé lejos de mi.

_Eso no te incumbe, carajo_ Escupí furiosa y apretando los dientes.
....

Mis ojos arden, el pecho se me contrae y juego con  la botella de cerveza vacía entre mis manos. Meto la llave en la cerradura y apenas entro las luces de la casa se encienden. En el sillón se encuentra Cristian viéndome, con el rostro rojo del enojo que le produce verme en éste estado y tiene las manos apretando un almohadón de color naranja. Ese el que tanto me ayudó a dormir en las noches solitarias.

_ Estuviste toda la noche fuera, mira tu estado Emily. Es algo lamentable verte borracha, algo aturdida y no sabes seguramente que hora es_  Comentó con enojo y miré hacia el techo, de allí colgaba una cuerda.

Lo vi acercarse y achicó los ojos mientras me tomaba del rostro con delicadeza.

_¿Te hiciste una perforación en la nariz?, ¿qué carajos pasa contigo uh?_ Preguntó sin tomar aire entre las oraciones y sentí mis mejillas arder.

_Quiero.... que ....me dejes en paz_ Respondí con nerviosismo y arrastrando las letras.

Lo hice a un lado y me quité la chaqueta mientras caminaba con lentitud hacia la habitación. Suspiré al llegar y me acosté  usando solamente una blusa holgada y ropa interior inferior.
Minutos después entró él en punta de pié y apagó la luz del velador, me cubrí con las sábanas y cerré los ojos con fuerza. Quería en ese momento poder dormir profundamente, en lo posible horas.

_Perdóname, no medí mis palabras_Susurró en mi oído y mordí mis labios.

Me cubrí hasta la cabeza y luego no escuché más nada.
....

¿Emily?, ¿Em?

Abrí mis ojos de golpe y me encontré con mi rostro sudado, las piernas húmedas y mucho dolor en el vientre. Veía como Cristian respiraba agitado mientras me quitaba las sábanas blancas e intentaba evitar que yo mirase hacia abajo. Pero lo hice y vi la sangre que había en la cama, en el lado que dormía.
Me quedé en silencio y seguí sus intrucciones en estado de automático. Así fue en todo el camino, mientras iba de acompañante en su camioneta antigua.

Recuerdo la música que había en la habitación de al lado, el perfume de las flores en el jarrón de mi mesa de luz y los cuchicheos detrás de la puerta entreabierta.
De repente se abrió del todo y un médico algo avejentado miró unos papeles antes de quedarse viéndome. Tomó lectura del gotero y lo anotó en una de las cartillas, y antes de volver a salir se detuvo en seco y cerró la puerta.

_Lamento decirle que ha sufrido un aborto espontáneo. Tenías pocas semanas de gestación_ Lo escuché decir y me apreté el tabique con fuerza mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.

La chica del bar 4 Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang