capitulo 68

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Me sentía nerviosa y no dejaba de mirar el papel escrito con la dirección. En la madrugada había llegado al aeropuerto y me quede unos minutos desayunando en una cafetería. Traje en mi bolso solamente un abrigo y ademas de mis documentos he traído un diario intimo.

Caminé por el camino de tierra y me quedé pasmada admirando una casa grande, de color blanco y ventanas azules. Habia un porche para tomar el té y luego me quedé viendo el cartel que avisaba a los vecinos que allí también había un taller de mecánica.

_ Disculpe señorita, ¿puedo ayudarle en algo?_ Escuché una gruesa voz llamarme y me giré despacio para luego encontrarme con un rostro poblado de barba, ojos cansados y algunas marcas de expresión.

Él me miró sorprendido y dejó detrás de su espalda la botella de cerveza que seguro venia tomando. Se notaba cuanto habíamos crecido y trague saliva un poco molesta por su mirada.

_Qué gran sorpresa Emily....no esperaba que regresaras después de tanto tiempo_ Empezó a decir Cristian y suspiré mientras miraba hacia la casa.

_Pues aquí estoy, quiero hablar contigo, y poner fin a encrucijadas dentro de mi mente_ Contesté con seriedad y me invitó a entrar a la casa. Caminamos en silencio y luego él se adelantó, me abrió la puerta y me miró sonriente, lo ignoré y entré a su hogar.

Todo dentro seguía igual, el sillón con los almohadones anaranjados, la cocina amplia y el comedor con sillas de color negro me habían atraído a mi mente muchos recuerdos bonitos. Sentí que siguió mi mirada y se situó a mi lado.

_Dejé todo como estaba y de esa forma iba a poder tenerte cerca de mi. Cada vez que me levantaba a hacer el café te veía en la cocina, sonriendo y diciéndome cosas hermosas y agradables_ Comenzó a decir con tono angustiado, y me pasé una mano por el rostro. _ Te has ido de mi vida violentamente y creo que fui el culpable de aquello. Lo lamento.

Lo miré y luego tomé su mano con delicadeza, estaban ásperas y lastimadas por el calor y el aceite de los coches que arreglaba con entusiasmo.

_No quise arruinar lo que teníamos, solo que dentro de mi han surgidos hermosos sentimientos, pero no iban a ser aceptados por la sociedad y me reclamé a mi misma por ser una cobarde. Cuando perdimos a nuestro bebé algo me pasó, mi mente se partió y tuve que tomar por mucho tiempo la medicación que una doctora me recetaba. En un momento de estrés mi mundo se venia a pique y dejaba conocer a mi yo violenta. He dañado a gente que amé y aun sigo amando, y no hay manera de que se arreglen las cosas_ Comencé a decir angustiada y sollocé mientras pasaba mis manos por su cabello_ Eres un hombre gentil y mereces que te amen completamente, mereces respeto y que te hagan feliz.

Me sonrió con los ojos aguados y se acercó a la vitrina de tragos.

_¿Quieres un wisky o una cerveza?_ Preguntó mientras sacaba dos vasos de vidrio y una botella.

_ No gracias, prefiero tomar agua_ Respondí sincera y él me miró sorprendido.

Se tomó un vaso de wisky y luego se me acercó, me tomó de las manos y apoyó su frente en la mira.

_ Quédate a cenar, compré pavo relleno y unas cuantas papas listas para poner a freír_ Susurró y asentí estando de acuerdo.

Una hora después estábamos riéndonos de nuestras anécdotas, el llevaba tomando tres botellitas de cervezas, y se encontraba jugando con un tenedor. Por mi parte me limitaba a tomar agua, y a comer lo que quedaba del pavo.

Tenia todo los vicios cerca y en ningún momento pasó por mi mente pecar por alguno de ellos. Lo vi encender un cigarrillo y luego me acercó uno, le sonreí y luego alejé aquel veneno de mi cara.

_ ¿Tampoco fumas?, si que estas cambiada Em. Me sorprende eso pero al mismo tiempo me alegra porque estas con todas las luces prendidas_ Lo escuché con diversión y me acaricie el cabello.

_Me costó hacer las pases con mi aturdida y oscura parte de mi vida, entré en rehabilitación y seguí un programa estricto. Una vez por semana visité a un terapeuta y ya me ves aquí super cambiada. No fue fácil Cristian, porque he tenido pesadillas que se repetían una y otra y otra maldita vez, y decidí por cambiar mi manera de ver el mundo.

Él sonrió y luego se levantó de la mesa, se acercó y me abrazó con fuerza. Lo apreté contra mi cuerpo y cerré los ojos, un nudo de angustia tenia en mi garganta y luego sentí su bello en mi mejilla.

_ ¿Sabes?, he decidido adoptar un niño, lo conocí en el momento mas lindo y desde que vi su rostro pequeño creí que debía cuidarlo y darle amor. Es como hubiera cuidado del nuestro_ Susurré sobre su oído y sentí como escondía su rostro sobre el hueco de mi cuello.

_Te quiero tanto Emily, que bueno es verte de nuevo, estoy muy orgulloso de todo lo que has logrado y perdóname por haber sido un cabrón_ Comentó en tono bajo y con los ojos aguados.

_ Te perdono Cristian, ahora quiero para ti la felicidad que te mereces_Le dije antes de ponerme de pie y caminar hacia la cocina.

Encendí la cafetera y sentí su respiración en mi nuca mientras me abrazaba de la cintura.

_No he salido con ninguna chica, no pude sacarte de mi mente y sigues en mi corazón como la primera vez_ Susurró en mi oído y parpadee.

_¿ Y por qué?, si eres un hombre guapo, con buena situación económica y tiene un taller de mecánica, de seguro que alguna chica se muere por ti_Respondí en tono nervioso y me volteé a verlo.

_ Pero la chica que amo solo le gustan las mujeres y eso me pone en desventaja,¿pero sabes qué?, tengo el número de mi hermana y quería dártelo_Dijo Cristian con timidez y me anotó el número en mi brazo, con una pluma de color negro.

Sonreí y luego lo abracé con fuerza, besé sus mejillas y le hice reír por las cosquillas.

Sonreí y luego lo abracé con fuerza, besé sus mejillas y le hice reír por las cosquillas

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La chica del bar 4 Where stories live. Discover now