Dudas.

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-Eres algo lindo...

Escuchó en sueños que pronunciaban acariciando sus cejas, provocando que sintiera un poco de cosquillas, despertando con el sentimiento de un cuerpo caliente junto a él, sus brazos rodeándolo con fuerza y su cabeza recargada en su pecho, escuchando el sonido de un corazón que se le hacía demasiado familiar, acompañado de una fragancia masculina que le recordaba el mar, el salvaje océano.

Por un momento quiso ignorar a la persona a su lado, suspirando, acomodándose en sus brazos, su mente aún en esa bella etapa de inconsciencia.

Para recordar en dónde estaba y que ese no era quien pensaba que era, llevaban siglos sin compartir su lecho, debía recordarse, abriendo los ojos para ver a Kanon, dormido, a su lado, abrazándolo.

Radamanthys jadeo, empujándolo inmediatamente, al mismo tiempo que trataba de levantarse de la cama, cayendo al suelo, mirando fijamente a Kanon, que cayó del otro lado, mirándole con sorpresa.

-¡Qué diablos me hiciste y qué haces en mi cama!

Le pregunto alarmado, aunque aún estaba vestido, Kanon se levantó molesto, después de hacerle dormir a su lado, lo empujaba como si fuera un monstruo, además, no le había hecho nada, que clase de persona creía que era él.

-¡En primer lugar yo no te hice nada y en segundo, técnicamente esa es mi cama, este templo es mío y de mi hermano!

Radamanthys apretó los dientes, guardándose su enojo, tratando de ignorar a Kanon, pero no pudo cuando de pronto le sonrió, esa sonrisa autosuficiente que tanto odiaba.

-Además, me habría marchado si no te hubieras aferrado a mi como si fueras un pulpo, me dio pena despertarte y te veías casi lindo.

Eso logró que casi gruñera, levantándose de un solo salto, para intentar golpearlo, sosteniéndose de su camisa, furioso, pero de pronto vio el reloj que tenía en la muñeca, debía ver a su señor Hades en media hora, llegaría tarde y eso no le gustaba a su dios.

"Mierda"

Pronunció en su idioma natal, en inglés, haciéndole recordar a Kanon su propio sueño, el de la sirena, el hermoso Tritón que luchaba por mantenerlo vivo.

Sus labios y su cuerpo junto a él, respirando hondo, cuando Radamanthys se volteó, casi tropezando con la cama, para comenzar a sacar toda la ropa que habían comprado la noche anterior, buscando una navaja de afeitar y un gel especial para que su piel permaneciera fresca y suave.

"Mierda, mierda, se me hará tarde"

Susurro, caminando hacia el baño, para intentar rasurarse, encontrar ropa adecuada y llegar con su señor, sin sudar ni desacomodar sus prendas, algo que sabía era casi imposible.

-¿Porque eres tan inútil?

Se preguntó entonces, quejándose al sentir que se cortaba el cuello con el rastrillo, comenzando a sangrar, llevando sus dedos a su cuello, suspirando.

-No eres ningún inútil, lograste empatar conmigo, además, estoy seguro de que puedes lograr todo lo que te propongas.

Radamanthys se sonrojo de pronto, tratando de continuar con su tarea, siendo detenido por Kanon, que le quitó el rastrillo para ayudarle a rasurarse, ya que veía estaba demasiado estresado por ello.

-Déjame ayudarte, ya te hiciste suficiente daño.

Radamanthys estuvo a punto de maldecirlo, pero Kanon le arrebató el rastrillo, obligándolo a tomar un asiento en un taburete, en donde comenzó a rasurar su rostro con sumo cuidado, limpiando después los restos de espuma con una toalla húmeda, colocando una cinta en su cortada, después de aplicar un poco de alcohol para desinfectar su herida.

Sueño de Quimeras.Where stories live. Discover now